Marliza

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Sabes....no te odio por lo que hiciste, después de todo estabas siendo obligada por el cobarde e idiota de tú esposo. Por eso....quiero ayudarte

La mujer de vestido azul se encontraba caminando por las lluviosas calles de New York city, en sus manos llevaba un paraguas tratando de encontrar a quien a quien quería ayudar

Sus pasos se detuvieron viendo como en una esquina algo oculta se podía ver a una mujer de cabellos ondulados de vestido rojo, sus mechones tapaban su ojo derecho. La lluvia la había dejado empapada mientras trataba de buscar calor en si misma

-Maria Lewis-susurro al por fin haber encontrado

Maria Lewis mejor conocida por la cuidad como María Reynolds, una "puta" pero nadie sabía que ella era obligada por su esposo quien quería ganar dinero

Con pasos rapidos se acerco a la castaña y al estar al frente de ella esta última levanto la mirada al sentir al presencia, asustada se levantó. Claro que ella sabía que Elizabeth Schuyler era quien tenía al frente esposa de Alexander Hamilton

-Yo siento lo que paso con su esposo pero es que fue obligada y-y-fue interrumpida por la azabeche siendo tapada por el paraguas

-No necesito saber eso porque ya lo sabía y lo creo con todo el corazón-le dijo con suavidad-Porque usted tiene apariencia de ser muy buena persona y mujer-sonrió leve tratando de darle seguridad a la de rojo

-¿En serio?-pregunto sorprendida para después sonreir-Gracias por confiar en mi y no en los rumores, Elizabeth-

-Llamame Eliza, Maria-ambas comenzaron a caminar a la casa de la Schuyler

-¿Hacía donde me lleva?-cuestiono la castaña

-Te llevaré a mi hogar para que puedas darte un baño-le sonrió con amabilidad para después seguir viendo al frente

-Usted...-la peli-negra paro por un momento esperando a que dijera lo que faltaba-¿No me odia?-

Maria mejor que nadie sabía que esa mujer tenía muchos hijos quienes también resultarían dañados por las acciones de ella y su padre, recordo la cara del chico de traje gris cuando Jefferson y su grupo le mostraron el panfleto. Era hijo de Alexander, Philip Hamilton el mayor

-No-nego-Usted no tuvo culpa de que mi esposo haya hecho aquello, el fue quien se dejo llevar y usted lo hizo por obligación-la castaña estaba feliz de que Eliza fue tan comprensiva

-¿Y sus hijos?-cuestionó pensando que la odiaban

-Ellos estan tristes y molestos, pero no contigo Maria sino con Alexander al haberlos decepcionado de tal manera-llegaron a el hogar de la menor y esta le mostro a la de labios rojos donde estaba el baño y se encargo de secar el vestido

(...)

Lewis tenía ahora mucho que agradecerle a Schuyler por haber ayudado, dejandola quedarse en su casa hasta que Aaron Burr consiguiera el divorcio y custodia de la hija de Maria, Sussan Reynolds

Eliza también se termino separando de Alexander por su bien y termino viviendo con sus hijos en una casa comprada por su padre

La castaña se llevaba muy bien con la peli-negro y sus hijos tambien se llevaban bien, hasta que las dos sintieron algo más que amistad por la otra

Más peligro que cualquier cosa en esos tiempo

Pero a Eliza no le importaba si la miraban mal

-Eliza Schuyler, te amo-beso los labios de la menor de manera tierna mientras ambas se encontraban en la sala de la gran casa

-Yo tambien te amo, Mari-respondió sonriente

No podían casarse pero habían improvisado algo con sus hijos. Un especie de boda entre ellos, una boda secreta

Todos los niños felices de que sus madres estuvieran felices las apoyaron en sus decisiones, ambas habían sufrido mucho pero ahora que estaban juntas se sentía completas y satisfechas consigo mismas

-Ahora, Usted Elizabeth Schuyler ¿acepta como esposa a Maria Lewis?-Quien así el papel de sacerdote era nadie más ni menos que el mayor de los Hamilton, Philip

-Jeje, acepto-tras decir aquello el de cabellos ondulados asintió para después seguir

-Y usted-antes de que pudiera seguir diciendo algo la de labios rojos lo interrumpio

-Acepto-comento con una sonrisa y mirada enamorada, Eliza se veía realmente bien

-No me dejaste terminar-se quejo-Bueno para hacerlo más rapido, lo mismo que dije con mamá pero al reves-

-Acepto-volvió a repetir

-Por el poder que me procede...nadie, las declaro casadas-ambas mujeres se besaron cortamente para después sonreir

Sus hijos soltaban flores y arroz felices alagando a la hermosa pareja

-Bueno como ahora deben tener su luna de miel nosotros nos vamos a casa del abuelo Washington-tras aquella palabras por parte de Angie (Hamilton) todos salieron de la casa

Aquí es donde María se divertiria, sonriendole coqueta a su amada esposa

One-shots Hamilton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora