Esta mierda hipster de andar en bicicleta ya la tenia cansada, llevaba ya casi un año. Al inicio pareció una buena idea, pero la verdad es que la mayoría de los días era un infierno, entre la lucha contra los vehículos, esquivar transeúntes y la falta de lugares para poder estacionar la bicicleta de forma segura, se habían encargado de matar la felicidad inicial de esta actividad.
Que reconfortante era viajar en bus, puedes hacer otras cosas mientras viajas no tienes que prestar atención a nada, en el peor de los casos te toca ir de pie, o llegar tarde, pero aún así, se sienten como problemas ajenos, que uno no tiene que resolver.
Hoy por primera vez esta semana, le había tocado un vagón vacío por completo, experimentó de pronto ese pequeño placer de poder elegir el mejor asiento sin que nadie se lo impida, caminó por el pasillo hasta los asientos para discapacitados, alguien había olvidado un libro viejo ahí, volteó en busca de alguien mas pero no había nadie, el tren ya estaba en marcha, así que tomó el libro, y se sentó, parecía que la portada era de piel y con el título grabado en letras doradas ya muy desgastadas, " Bailando bajo la lluvia de sangre".
Se dio cuenta que era hora de bajar cuando las puertas se abrieron. Se levantó del asiento y por un momento pensó en dejar el libro ahí, pero lo guardó en su bolsa. Era un título interesante, tal vez seria un buen libro.