Casi era medio día, su estómago pedía comida, había pasado toda la mañana en la biblioteca, aquel viejo libro, quería saber mas de el. Decidió que era momento de ir a desayunar algo, el hambre ya no le permitía concentrarse más, se dirigió a un pequeño café, cerca de una famosa tienda de libros.
Tenía un fuerte gusto por el aroma del café recién tostado. Mientras comía su pastel de queso estilo New York, en su mente una idea se gestaba, no quería parecer extraña, pero preguntaría en la librería acerca del título que ella buscaba.
Sin mas información que el título y el contenido de las pocas páginas que leyó, interrogaba al dependiente de la librería. Inteligentemente atinó a ocultar el detalle de la firma y la sangre, lo que sólo hubiera conseguido que el joven, que ya de por si la veía de manera extraña, considerara más una invención toda esta historia de tal libro.
Un tanto decepcionada tomó el autobús que la llevaría al parque central de la ciudad, donde había acordado reunirse con su viejo maestro de literatura de la Universidad.
Miraba a unos pequeños niños jugar. No había pensado como explicarle a su profesor, lo que ya le había dicho en la llamada telefónica. Tal vez pensaría que estaba loca, pero era la única persona que ella conocía que tal vez pudiera ayudarla en este asunto.
El día era frío ¿Por qué no lo cité en otro sitio? Pensaba mientras veía la nubes que parecían oscurecer cada vez más.
- Hola Cristina- dijo la voz de su profesor detrás de ella.
Girando la cabeza y poniéndose de pie le respondió - Hola profesor Argueta, que gusto verle, gracias por venir en mi ayuda-
- Ni lo menciones, me dio mucho gusto que me llamaras-.
- Ha pasado mucho tiempo- dijo ella-; no estaba segura que aún viviera en la ciudad.
- He estado aquí toda mi vida - dijo con tono cansado.- Pero ya pronto me iré; acepté una oferta para impartir clases en la universidad de Oxford, no me pude negar, es algo que he esperado desde hace mucho, por eso me pareció muy bueno que me llamaras para reunirnos. Desafortunadamente no dispongo de mucho tiempo, tengo muchas cosas que solucionar antes de irme, así que iré al grano, me tome la libertad de investigar acerca del libro que mencionaste, estoy seguro de que todo lo que mencionas, y hasta lo que no mencionas, corresponde a la descripción del -Aurea Liber- es un libro mítico, solamemte hay rumores y leyendas acerca de él-.
-Aurea liber...- dijo ella pensativa- ¿Hay alguna forma de confirmarlo?
- Esa parte es la más complicada, la lógica nos dicta que ese libro no existe, sin embargo, en caso de existir, todos los datos acerca de el, son sacados de rumores y mitos, no hay pruebas verdaderas de su existencia-.
- Disculpe la pregunta pero, ¿Cómo consiguió toda esa información?-.
- Hace algún tiempo unos colegas y yo realizamos una investigación acerca de libros misteriosos, tratando de explicar sus origenes y fundamentar su contenido, en fin, el punto es qué, por casualidad dimos con algunas menciones a este libro pero al no haber nada concreto lo dejamos de lado, no teniamos tiempo para perder, lo que me trae a otra cosa-, sacó un libro de su maleta y se lo extendió para que lo tomará- ; este es un manuscrito que me encontre una vez en una libreria, en Londres.
Ella lo tomó con cuidado, parecía algo viejo, quería abrirlo y comenzar a leer, pero no quería retrasar más de lo necesario al profesor, qué parecía realmente tener mucha prisa.
- ¿Qué hay en este manuscrito?- le preguntó.
- Es una especie de diario, contiene fragmentos de supuestas investigaciones y algunos datos acerca del libro, pero debo decirte que todo eso carece de fundamento , de hecho tú eres la unica fuente confiable que he conocido y eso es por que te conozco y sé que no mentirias en algo así-.
- Quiero contarle más, pero aún para mi misma resulta increíble-.
-me gustaría ver el libro- dijo él con entusiasmo.
- Eso no será posible, no te dije todo-. Comenzó a contarle los detalles acerca del libro, los que ella conocía claro está, también le contó como fue que tuvo que entregar el libro a un hombre que no conocía, al terminar, el la miro muy alterado.
- No hace falta que te diga que esto suena increíble, fascinante y aterrador al mismo tiempo- se notaba el temor en sus palabras- me gustaria oír más o haber visto el libro, pero me tengo que ir, sólo puedo pedirte que tengas mucho cuidado, fue un gusto verte- se puso de pie al igual que ella, la abrazó fuerte, le dio un beso en la mejilla y se fue sin esperar a que ella dijera nada.
Ella lo miró irse, con la mente en blanco pero con sentimiento muy triste en el pecho, como si esa fuera la ultima vez que lo veía.
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