PRÓLOGO

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No, no soy el chico problemático de último año que hace sufrir a la chica que intenta salvarlo de sí mismo

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No, no soy el chico problemático de último año que hace sufrir a la chica que intenta salvarlo de sí mismo. Sí, puede que tenga la pita del típico hijo de puta que te rompe el corazón y te deja por "la chica popular", pero ese no soy yo, ni siquiera se acerca.

Yo, Jasper Clark, soy el tarado que ha vivido enamorado de su vecina de al lado desde que tiene memoria ¿Su nombre? Greta Wilson, un ser de metro sesenta y pico, más hermosa que cualquier chica en televisión. Con rizos de oro y piel naturalmente bronceada —a pesar de vivir en Canadá—, ella, con un rostro dulce lleno de pecas marrones que no se molesta en maquillar, una sonrisa discreta y personalidad desapercibida. No suele hablar en clase y pasa la mayor parte del tiempo con sus mejores amigos, Layla y Dennis.

Yo sé, esto suena como el clásico acosador de colegio, sin embargo, puedo jurar que no lo soy. Solo encarno a un estúpido más que no sabe como acercarse a la chica que le gusta, al verla las palabras dejan de sonar coherentes y comienzo a invitarme mi propio idioma donde no sé qué carajo estoy diciendo, lo que hace que me sienta muy avergonzado.

Liam, mi mejor amigo, es el típico chico rompe corazones, ha intentado ayudarme, pero, spoiler: No sigas los consejos de Liam, no sirven y terminas peor de lo que iniciaste. Agradezco su apoyo, más sin en cambio, yo no puedo tomar valor e ir de frente diciendo lo que siento a los cuatro vientos, el enamoramiento no es tan fácil como lo hacen ver las películas adolescente que suele ver mi hermana y sí, aunque no lo crean, los chicos también somos un mar de problemas al vernos atrapados por estos nuevos sentimientos y sensaciones.

¿Y por qué Greta? Se preguntaran, pues nuestro primer encuentro no fue el más favorable. Conocí a Greta a los cuatro años, mi hermana apenas tenía un año de edad, por lo que mis padres le prestaban toda su atención y yo tenía que entretenerme solo, así que un día salí al jardín para perder el tiempo, fue ahí cuando escuche el llanto de una niña, mire a través de las rejillas de la barda alta donde tablas de madera dividían mi casa de la suya. Sabía que tenía vecinos, pero nunca los había visto, hasta ese día.

Greta estaba llorando, arrancando trozos de pasto seco con cierta molestia mientras sus labios temblaban. Le pregunté si todo estaba bien, tardó en contestar, tanto que estuve a punto de volver al interior de mi casa. Dijo que su padre había vuelto a pegarle a su madre y comenzó a llorar con más intensidad. Me sentí tan mal que corrí dando la vuelta para entrar a su jardín, no sé por qué lo hice, pero cuando la vi la abracé, tan fuerte como podía en ese entonces.

Ella comenzó a llorar y yo dejé que empapara mi camiseta de spider-man. Escuché algunos gritos provenientes del interior de su casa y después un gran portazo que hizo que ambos diéramos un salto, lo siguiente fue escuchar el motor de un auto encendido y como este se alejaba. Ese día fue la última vez que alguien vio al padre de Greta, incluso ella.

A continuación, la señora Wilson salió al jardín y me separó bruscamente de su hija, entonces vi sus ojos, aquellos enormes ojos marrones que suplicaban ayuda en silencio, llenos de dolor y envueltos en lágrimas interminables. La señora jaloneó a su hija para que se metiera a la casa y a mí me dejaron sin decir una sola palabra.

Cuando volví a casa le conté todo a mamá y ella se lo contó a papá, mis padres jamás habían discutido tan fuerte como lo estaban haciendo los Wilson, así que para mí eso no era normal. Mis padres me explicaron que no todas las familias eran como la nuestra, algo que hoy en día comprendo totalmente.

Después de ese día, mi madre intentó establecer una relación amistosa con la señora Wilson, y aunque nunca fueron ni serán amigas, la mujer dejó que su hija se quedara con nosotros cuando ella tuviera turnos nocturnos en el hospital donde sigue trabajando.

Desde entonces, Greta ha sido parte de mi vida.

Claro, no me di cuenta de lo que sentía por ella de inmediato, tan solo era un niño. Conforme fui creciendo comencé a notar que me ponía muy nervioso cuando sabía que Greta se quedaría en casa. Maya era la más feliz, ya que a mí no me gustaba jugar a las muñecas con ella.

Greta en general no hablaba mucho y por obvias razones yo tampoco le dirigía la palabra, solo me gustaba verla de lejos, sin embargo, mi felicidad duró poco. Cuando Greta cumplió nueve años, la señora Wilson decidió que su hija ya era lo suficientemente grande para cuidarse sola y Greta dejo de ir a casa, Maya iba de vez en cuando a jugar con ella, una actividad que no me incluía a mí.

Y ahora, después de años sigo sintiendo mariposas en el estómago cada vez que veo a mi vecina por la ventana, pues desde mi "escondite cobarde" la llego a ver leyendo en su descuidado jardín historietas o libros desgastados. Ella puede pasar horas sumergida entre paginas e ilustraciones, sentada en su silla mecedora mientras el mundo sigue su curso y yo como idiota sigo inventado en mi cabeza todo un dialogo para hablar con ella.

Me gustaría tener la fuerza de voluntad para poder hablarle de nuevo como aquel día, aunque sea a través de la valla que nos separa. Me sienta mal que las personas cercanas a mí sepan sobre mis sentimientos y no ella. Por otro lado, no creo que tenga oportunidad, su madre me odia, es como si me quisiera atravesar con la mirada cada vez que me ve y te preguntarás ¿Y eso por qué? Bueno, ¿recuerdas eso de que tengo la pinta de "chico malo"? Si, sí, no tomé las mejores decisiones y mis padres no son los más estrictos, así que tal vez tengo un par (muchos) tatuajes que me hacen parecer un delincuente juvenil con carrera exitosa en los centros nocturnos.

A mis padres no les molesta, solo recuerdo que mi madre me regañó cuando me tatué una pequeña frase en mi cuello, dijo que eso era demasiado, después se le pasó. Ellos están totalmente a favor de que mi hermana y yo nos expresemos libremente. Lástima que la señora Wilson piense diferente, seguro debe decirle cosas horribles de mi a Greta, pues esa mujer parece que tiene una guerra declarada en contra de los hombres, ni siquiera saluda a mi padre cuando pasa a su lado.

En fin, si quieres saber si este estúpido tendrá o no el valor de declararle sus sentimientos a su primer amor, puedes seguir leyendo, solo te advierto que a veces vas a querer soltar bofetadas, gritar, llorar o matar a alguien (espero que no sea a mí), ah, pero las risas no van a faltar, de eso se encarga Liam.

Spoiler: Hay drama de a montón y creo que mi historia no es la única que podrás conocer.

P.D.: ¿Algún consejo para sobrevivir en caso de ser rechazado? 




✧✧✧

Nota de la Autora:

Gracias por pasarte por aquí, espero te agrade lo que has leído y tenerte hasta el final.

Nos leemos pronto. 👀


*Capítulo editado en Octubre 2021*

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