diablillos infernales

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  Estaba recostado en ella mesa de la cocina mi madre había encendido la calefacción, y la nieve tapaba las puertas, con su sólida nieve. Ya hace dos días que no salíamos de la casa, por eso mismo, mi mama estaba preparada para el invierno, las alacenas rellenas de comida al igual que la neveras i que si pasábamos varios días en la casa no importaba.

Estaba como ya dije sentado en la mesa de canica con mi caja de colores y mis hojas blancas, dibujando. Le agarre gusto al pintar después de que Ted me enseño, si vieran mi habitación, las paredes llenas de muchos dibujos pero no sé porque pero cuando pintaba no era como antes, pero al igual no me importaba para nada. Pasaba horas dibujando, mi madre me elogiaba a al igual que mi familia y mi padre brillaba por su ausencia. Hacía días que se había ido a "un viaje de negocios" según lo que me había contado mi madre, no sé porque pero su ausencia, me hacía sentir un como si estuviese siendo olvidado, una herida en mi corazón.

Ted no había vuelto del claro, se fue ayer en la noche y no ha vuelto. No me dijo nada solamente cuando me desperté por la noche, no estaba y no hay otro lugar a donde pueda ir. Me hace un poco de falta, quiero verlo pero la nieve no me deja.

― Miguel. ― Dijo mi madre que bajo las escaleras y se me acerco y me froto la cabeza de una manera tierna.

― Hola mami. ― sonreí.

― Que haces mi amor.

― pintando.

― Sí, ¿qué pintas...?.

― Un ojo.

― ¿De qué?

― No lo sé, lo que sé, es que es un ojo.

― ah, está muy lindo. ― dijo y luego de eso encendió la cocina.

― Gracias. ― seguí dibujando.

― ¿quieres te o chocolate caliente?

― Pues déjame pensar... ¡chocolate! ― exclame.

― bueno sigue dibujando... ― me volvió a frotar la cabeza con su mano.

Mi madre era es una mujer muy emprendedora, diría yo, hasta en esa edad podía decir que la admiraba mucho y eso que todavía no tenía razón y conciencia total de lo que veía y hacía. Pero bueno, las cosas no se pueden cambiar era y son como son.

― Aquí esta. ― dejo la taza con unas galletas de animales.

― Uhm... que rico.

― bueno me voy a mi habitación, si quiere algo me dices...

― Ok.

― ¡...! ― me lanzo un beso a aire y subió.

Me quede dibujando un ratico y luego de que se enfriaras un poco el chocolate caliente empecé a jugar con las galletas con formas de animales, luego cuando me aburrí me las empecé a comer una a una sumergiéndolas en el chocolate.

Empecé a escuchar un toqueteo y me di la vuelta para ver de donde era pero no encontraba con la mirada, baje de la silla y camine por la casa. Y en la puerta que daba al patio, ósea la de vidrio, al otro lado estaba un animalito rojo, que parece un gato pero uno muy extraño, lampiño y al final de su cola había un aguijón puntiagudo, tenía marcas de cicatrices largas orejas y unos grandes ojos.

Desde adentro era muy feo pero estaba temblando de frio mientras se congelaba afuera. Su mirada cautivo mi pobre corazón así que abrí un poco la puerta, entro, y se escurrió entre mi ropa.

Me asuste y caí en el suelo, pero luego el salió, me levante y cerré la puerta ya que dejaba entrar el frio de afuera.

― ven aquí criaturita.

T.E.DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora