Capítulo 2: El dolor de cabeza de Eliot

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Era una noche sombría, el hospital estaba lleno, un bebé lloraba ese día,su primer día, mientras veía por primera vez a su madre, una hermosa mujer pelo castaño, con un cuerpo esbelto y alta.

—Señora Abadía, ¿Como se llamará el niño?—

—Eliot, Eliot Ángel Abadía—

Aquel niño creció en la antigua casa de sus abuelos, donde vivía con ellos y su mamá mientras ella estudiaba la universidad. Sin embargo ,esos días se oscurecieron por una discusión, que tuvo como conclusión drástica que Eliot y su madre se fueran a vivir a la ciudad, una decisión hecha por ella,  pero tenían que hacerlo después de que ella terminara sus estudios de administración, en la universidad.

Pasaron dos meses hasta que Lucy se graduó, y  como se había prometido ella, se fue con Eliot al día siguiente sin antes hablar por última vez con su mamá, sin embargo ya ella esperaba en la puerta.

—Si te vas con Eliot, Lucy, nunca te perdonaré— Dijo la abuela de Eliot en lágrimas.

—Hasta luego mamá, gracias por todo— Respondió Lucy para luego irse por la puerta.

Llegaron a un apartamento pequeño, tanto que dormían juntos, Lucy pasaba de trabajo en trabajo, no podía lograr aquella estabilidad que ella necesitaba. A veces que mientras Eliot dormía Lucy ahogaba sus penas en alcohol. Sin embargo, mientras más tiempo pasaba con Eliot más se le olvidaba ese sentimiento de tristeza.

Una de esas noches donde iba a un barconoció a un empresario , se llamaba Marcus, era rubio con unos ojos que parecían esmeraldas, según las palabras de Lucy. Siguieron en contacto luego de esa noche. Formalizaron su relación de noviazgo, después de un tiempo, y ella pudo trabajar en una de sus empresas como administradora.

Eliot vivía esto con total normalidad, y aunque le pegaban los cambios, ya que apenas era niño, él lograba comprender, de manera muy leve, que su madre por fin era feliz.

Pasaron los años y Lucy se fue despegando de Eliot, mientras él crecía más, más se despegaban madre e hijo, ella se empezó a hundir  en su relación además de estar siempre en el trabajo. Pero no todo es de color de rosa, y Lucy terminó con Marcus. Así que decidió irse a otra compañía y mudarse a donde actualmente vive con Eliot.

Lucy nunca pudo superar a Marcus, pero sabía que ya no podía tener su amor, ella quería un cuento de hadas, pero él sólo le dio una novela dramática, así se fue olvidando de estar con su hijo, sólo buscaba maneras de aliviar su dolor, Lucy ya no era la madre de Eliot, se convirtió en alguien que sólo lo mantenía, ya Eliot olvidó quien era su madre y como era.

—¿Eliot estás aquí?— Una mujer gritó.

—¿Eliot?—

Eliot baja las escaleras, y ve a su mamá ebria cargada por una de sus compañeras de trabajo, la mujer era de pelo negro un poco pasada de peso y de estatura promedio. Eliot la ayuda a recostarla en el sofá.

—Gracias Sra. Amelia— Dijo Eliot con poco entusiasmo.

—No importa, perdón por no cuidarla como es debido— Le respondió Amelia.

—Es una adulta, no una niña— Pensó Eliot mientras Amelia salía por la puerta.

Amelia se despide, y cierra la puerta al irse, Eliot la despide, luego vio a su mamá con deshonra, y se quedó ahí por unos minutos, hasta que ella recuperó la conciencia, así que Eliot decide buscarle un vaso de agua, sorpresivamente para él es acompañado por su madre.

—¿Qué haces? quédate ahí— Dijo Eliot al verla pararse.

—Es que no he comido—Respondió Lucy con dificultad para pronunciar.

—En la nevera hay pizza— Dijo Eliot.

Eliot le da su vaso de agua y le saca la pizza, está a punto de irse pero entonces Lucy lo para.

—¡Eliot vamos hablar, somos madre e hijo!— Le gritó Lucy a Eliot cuando se dio cuenta que él sólo quería escapar.

—No hablaré contigo en ese estado— Le respondió Eliot en un tono fuerte.

—Ya se me paso el estado de ebriedad, hijo—Dijo Lucy en un tono dulce.

—¡No me llames así!— Gritó Eliot.

—¿Qué te pasa?—Le respondió Lucy con un grito.

—Si te pasa algo solo dime,puedes confiar en mí soy tu madre— Dijo Lucy al calmarse.

Eliot estaba ya dispuesto a irse, pero se para y se voltea a ver a la mujer que antes llamaba mamá, vio una a una persona ebria, que le daba a él una sensación repulsiva.

—Lucy, si tú hicieras una lista de personas en quien confiar, ¿te pondrías a ti?— Dijo Eliot al voltearse.

—O cuando miras hacia atrás y ves tu vida ¿Te sientes orgullosa?— Siguió Eliot, ya con lágrimas en los ojos, antes de que Lucy dijera algo.

El silencio inundó la cocina luego de que Eliot dijera esas frases, Eliot sube a agarrar unas camisas, unos pantalones y ropa interior.

—Me voy con Aron— Dice Eliot al bajar.

—No puedes irte así por así eres un menor de edad— Le respondió Lucy ya molesta.

—De hecho, hoy es mi cumpleaños, si me hubieras cuidado era un menor de edad lo sabrías— Dijo Eliot al irse de la puerta.

Eliot enseguida llama a Aron, para preguntarle si podía quedarse en su casa por algún tiempo, él le dijo que no había problema, y además que como vivían cerca no tendría problemas en llegar.

—Sonó el timbre, cariño— Dijo la mamá de Aron.

—Gracias, ma— le respondió Aron con una sonrisa.

Aron se dirige a la puerta, le abre a Eliot, lo saluda y enseguida él le responde que si le permite irse directo a descansar luego de saludar a su familia, Aron le contestó que no había ningún problema. Eliot entonces se va hacia la sala.

—¡Qué oscuro está la casa!— Pensó Eliot.

De repente las luces se encienden, salen la familia de Aron escondida entre los muebles, y dos compañeras de Eliot, y gritan sorpresa.

—Feliz cumpleaños, amigo— Dijo Aron mientras su mano tocaba la espalda de Eliot.

Las lágrimas de Eliot no pudieron ser calmadas, mientras les agradecía a todos y en especial a su mejor amigo, les dijo que subiría al cuarto de Aron para dejar sus cosas.

—¿Pensaste que me había olvidado?, bruto— Dijo Aron al llegar a su cuarto.

—¿La verdad?—Respondió Eliot con una sonrisa.

—No, mejor la mentira—Contestó Aron de manera sarcástica.

—Pues no ya lo sabía, fuiste muy obvio, además ¿cómo sabías que vendría?— Dijo Eliot para luego soltar una carcajada.
—Bueno te escribí, ¿no lo viste?—Respondió Aron esxtrañado.
—Nop, vine acá porque tuve un problema en la casa— Dijo Eliot apagado.
—¿Todo está bien?—Preguntó Aron preocupado por su amigo.
—Sí, vamos a bajar— Le respondió Eliot.
Ambos luego de terminar su conversación se dirigieron a la sala, para disfrutar la fiesta.

Más allá del puenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora