"Calma"
Es un día cualquiera en la Academia Grace Field, los pasillos llenos de murmullos, conversaciones triviales, y una que otra travesura por parte de algunos de los chicos de grados menores, como lo son Thoma y Lanni, molestando al cascarrabias -pero siempre atento y amable- profesor Yuggo.
Ray se mantiene sereno e imperturbable en su butaca leyendo un libro de física, hasta que la inquieta e infantil Emma comienza a jugar con su cabello, trenzando cada mechón que agarra al azar.
"Es muy suave", piensa ella, completamente hipnotizada por la sensación de suavidad contra la yema de sus dedos.
"Tan obscuro y tan lleno de brillo a la vez".
El salón se encuentra completamente solo a acepción de ellos dos, tan solo pasando su rato de receso en completa calma. Ray disfrutando de las suaves caricias que su pelirroja amiga le brinda.
De un momento a otro pierde el hilo de su lectura, sus ojos lentamente se cierran y su cabeza se inclina.
"Tan cómodo", piensa él.
"Ray, tararea esa canción que me gusta, por favor"- pide Emma, su voz dulce y extrañamente calmada evita que el pelinegro se quede en pleno salón dormido.
"No"- responde sencillo, permaneciendo tal cual está. Ella detiene sus movimientos.
"Hey, no pares, estaba apunto de dormirme"- reclama el azabache, volteando bruscamente hacia atrás, al notar la ausencia de caricias en su cabellera.
"No seguiré a menos que me cantes"- Emma cruza los brazos, completamente sonrojada, con el rostro tan cerca del contrario que se siente morir. Toda la calma sentía desaparece en cuestión de segundos para ella.
Él solo mantiene su mirada fija en esas brillantes esmeraldas, logrando intimidar a la chica. El ambiente se vuelve cada vez más pesado y difícil de soportar para ella, aquellos orbes mirándola de forma retadora.
Ella titubea.
"¡Norman!"- se escucha como abren la puerta, seguido del grito en forma de reclamo que suelta la voz chillona -pero sensual- de Bárbara.
La burbuja se rompe, e inmediatamente ambos reaccionan.
"Buenos días, Emma. Buenos días, Ray"- saluda con cordialidad Norman, a pesar de sentirse un poco irritado, su sonrisa amable, espalda recta y hombros rígidos hacen parecer lo contrario. Al menos Emma y Ray, después tantos años de conocerlo, sabían detectar cuando algo perturbaba al albino.
"¡Ahg, chicos! ¿Pueden creer que; Norman es el mejor de la clase, termina todas sus actividades antes de que la campana del receso suene, además de hacerse cargo de sus actividades como el presidente del grupo, ¡Sólo para correr a ustedes en cuanto la campana suena!?"- llega a su lado Bárbara, roja y llena de cansancio.
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[HIATUS ] How to be a heartbreaker
Fiksi PenggemarEl poder conquistar a cualquiera que ellas quisieran dependia de esas pequeñas y sencillas, cuatro reglas. Sonrisas inocentes, miradas tiernas, y mejillas fácilmente sonrojables. Esas cuatro definitivamente tenían lo necesario para el trabajo. Si...