Parque

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Habían descansado por lo que restaba del día y a la mañana siguiente se levantaron a las 6:00 am. Necesitaban con urgencia llegar temprano al parque D***ey, para medio día estaría repleto y ellos querían aprovechar sus boletos al máximo, no eran baratos para ser precisos.

Ambos se pusieron vestimenta muy cómodas, casi pijamas. Llenaron sus mochilas con sus documentos, chaquetas y gorras por si hacía frío, efectivo y botellas de agua.

Tomaron un rápido desayuno en el restaurante del hotel, y a las 7:00 ya se encontraban en el auto camino al parque.

Realmente era un país increíble, aunque no necesariamente de buena manera en todos los sentidos. La gente era por lo general muy amable, habían edificios hermosos en cada calle, las carreteras largas y anchas no permitían que el tráfico se detuviera en lo más mínimo, y la gran variedad en los aspectos culturales era fantástica.

Por otra parte todo era muy artificial, demasiado grande y estrambótico. También notaban algunas miradas extrañas, pero mientras no se les acercaran todo estaba bien.

Luego de 20 minutos de viaje habían llegado a la entrada de autos. Siguieron las instrucciones dadas por los trabajadores a lo largo del amplio estacionamiento y finalmente llegaron a su lugar. Luego de ubicar el carro en su lugar caminaron hasta la parada donde un bus los llevaría a la taquilla.

Cuando confirmaron que sus boletas habían sido enviadas vía e-mail pasaron a través de los controles de seguridad y por fin ingresaron al parque, a las 8:30.

Lo primero que hicieron fue buscar la montaña rusa más grande, donde una pequeña fila ya se estaba formando. Esperaron algunos minutos y poco después llegó su turno de subir. Estaban muy nerviosos, pero sus gritos demostraban más bien terror. Cuando acabó el recorrido las piernas de ambos temblaban y sus corazones latían a gran velocidad, pero se encontraban muy emocionados. Había sido tan divertido que volvieron a subir.

El recorrido de madre e hijo continuó durante horas a través de varias atracciones. A medio día comieron un almuerzo ligero y continuaron el recorrido, esta vez tomando múltiples fotos junto a los adorables personajes ubicados a lo largo del parque, incluso comprando unas tiernas orejas de ratón para cada uno.

"Hmm... ¿A Shouchan le gustaría que le enviara una de estas fotos?- Se preguntaba el pecoso con un fuerte rubor en el rostro.

- ¿Te pasa algo, pequeño?- Su madre puso su mano sobre la frente del chico, tomando su temperatura.

- A-Ah no, sólo estoy un poco agitado por las tracciones.- Se excuso el ojiverde con una sonrisa nerviosa.

" Se le nota lo enamorado." Pensó Inko enternecida.

A las 10:00 pm cenaron y mientras comían se preguntaban cuán fantástico sería el famoso espectáculo de fuegos artificiales. Cuando faltaban 10 minutos para la media noche buscaron un lugar con velocidad, pero las cabezas de la mayoría de los asistentes no los dejaban ver nada en lo absoluto- A decir verdad era Inko quien no veía nada, pero Izuku se negaba siquiera a mirar si su mamá no podía-.

- Hijo, no te preocupes. Esto va a ser maravilloso, y no quiero que te lo pierdas. ¿Y si grabas un video para mí?- Propuso la mujer con una pequeña sonrisa, aunque en su voz se notaba la decepción.

-  No mamá, eres tu quien más quiere ver esto. ¡Siempre ha sido tu sueño!- El chico miraba con ansiedad a su alrededor, pero no encontraba un solo punto de apoyo para su madre.

- Señorita, ¿Le gustaría hacerse aquí?- Preguntó una voz desconocida en su idioma natal. Ambos miraron on sorpresa al hombre que les hablaba. Era delgado y muy alto, rubio, con ojos azules y piel bronceada.

"Esa voz... Esa voz es de..." Izuku miraba con impresión al hombre, cuya voz era idéntica a su ídolo. "Pero All Might es mucho más musculoso, y su cabello más corto... Pero la voz es igual, el cabello y los ojos, hasta la actitud amable." La mirada del peliverde analizaba al rubio.

El hombre se apartó dejando ver un hidrante rojo con la cabeza plana, donde Inko podría pararse a la perfección. La mujer miró como embobada a su salvador.

- Oh, ¡Se lo agradezco muchísimo!- Y en un movimiento rápido se encaramó sobre la superficie metálica. Con una enorme sonrisa encaró al desconocido (Para ella).- Pero he de decir que soy una señora.- Dijo con una risita.

- ¿Qué...? Pero se ve de 20.- Aseguró el otro.

- No le diré mi edad verdadera, pero por ahora como le parezco tan joven tratémonos con más normalidad. Mi nombre es Inko Midoriya, ¿Y el tuyo?-

- Y-Yagi Toshinori...- Respondió un poco apenado por la informalidad de la peliverde.

- Disfrute de los fuegos artificiales, Yagi-San. Hijito, ¡Espero que te gusten mucho!- Y en ese momento la música comenzó, haciendo que todo la atención de la madre se dirigiera al cielo.

Izuku aprovechó esto y con suavidad presionó el brazo del hombre, aunque por dentro moría de ganas por gritar, pedir un autógrafo, una foto y un apretón de manos. Toshinori lo miró con curiosidad, mientras se agachaba un poco.

- Señor, eres All Might ¿No?- Cuestionó el chico con una sonrisa emocionada.

-¿Q-Qué? Noooo... ¿Cómo se te ocurre, jovencito?- Respondió el hombre con nerviosismo.

- Jajaja, sólo All Might usa esa hebilla de cinturón, además hablas japonés y te pareces mucho... ¿Sólo un poco más liviano?- Dijo Midoriya mientras agarraba su barbilla.

- Oof- Suspiró el interrogado.- Hablemos de esto después jovencito- El rubio miraba con cautela a su alrededor.

- N-No te preocupes...No le diré a nadie, jurado.- Miraba con determinación a su ídolo, nunca se atrevería a hacer pública la apariencia de All Might si él no quería.

- Muy bien... Te lo agradezco, uhhh.-

- Izuku.-

- Te lo agradezco, Izuku-Kun.-

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Prejuicio (Tododeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora