Capítulo 1

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Me llamo Matt Ross y vivo en Hawkins desde hace unos meses. Vengo de Escocia. Tengo 12 años y me gusta dibujar. Suelo salir fuera a hacer fotos y dibujar mis fotografías.

Mis padres no están para nada pendientes de mi. No les importo, nunca lo he hecho. Es algo que ya estoy acostumbrada.

¿Mi aspecto? Tengo el cabello marrón y ondulado, no muy largo, ni muy corto. Mis ojos son grises, pero si les da el sol parecen azules.

Estoy cansada de que la gente se sorprenda cuándo ven que "Matt" es una chica. Y la típica frase de "Pensaba que eras un chico por tu nombre"

Suelo saltarme las clases, y a mis padres no les importa, y en muchas ocasiones ni se dan cuenta. Y no hablo allí con nadie. Me dedico a dibujar. Nadie le iba a interesar hablar conmigo, si esque apenas voy al colegio.

Eso si, no me gusta a violencia, no me malentendais, en las películas sí, pero en la vida real no la soporto, sobre todo si están pegando a alguien sin ninguna razón.

Un viernes como otro cualquiera me encuentro sentada en mi pupitre dibujando, sin prestar atención a la clase.

Al salir, noto como, Troy, un desgraciado que está en mi colegio agarra a un niño que no conozco de nada del cuello y lo amenaza.

───A si que... tu y tus amiguitos frikis vais a jugar a Dragones y Mazmorras mañana, eh, eso es de pringados, ¿y porqué no me invitais? Seguro que me divertiría mucho derrotando a tí y a tus penosos amigos, ¿No, sin dientes?───

Troy comienza a tirar de los rizos del niño.

Yo entro en la discusión y defiendo al de rizos.

───Vamos Troy, dejale en paz.─── Conozco a Troy desde que nací, ya que nuestras madres siempre han sido muy amigas, sin embargo, yo no le soporto.

───¿Y si no qué bicho raro?───

Suspiro y le quito la gorra a Troy que llevaba en la mano y se la devuelvo al chico.

───Si no hablaré con tu madre.─── Comento y oigo un leve "Gracias" del chico y sale corriendo aprovechando que distraje a Troy.

Troy sigue quejándose pero paso de él y me voy a casa.

Por la tarde dibujo un paisaje, este es frío y extraño, y la gorra del de rizos en el suelo es lo único que tiene un color vivo en este dibujo.

Al terminar de dibujarlo, lo arrugo y lo tiro a mi papelera, no me gusta lo que he dibujado, últimamente dibujo cosas sin sentido y solo porque se me ocurren en mi descabellada mente.

El sábado lo paso en mi habitación.

No me apetece salir de ella y solo lo hago cuando veo que no me queda más papel, salgo y voy a la cocina para tomar algo, ceno sobre las nueve. Mi padre está sentado en el sillón pero este, ni siquiera me mira. Posiblemente no sepa ni siquiera si me encuentro en la habitación, o en casa.

Dejo de mirar la ventana grande de la cocina que da al salón, por la misma ventana que estaba viendo a mi padre.

Después de cenar tomo mi bicicleta, mi cámara y doy un paseo con ella, busco paisajes por los cuales pueda fotografiar y dibujar, pero está demasiado oscuro y me doy cuenta que he llegado al bosque.

Oigo un ruido y me asusto, como si alguien se hubiera caido. Luego oigo a alguien correr y una sombra a lo lejos de un niño, que se sustituye rápidamente por una sombra, no humana negra alta y fea que me mira, grito al darme cuenta que no tiene rostro. Su "cara" se abre y suena un sonido desagradable.

En un parpadeo de ojos todo se vuelve más oscuro y frío. Unas raíces extrañas ahora se encuentra en el suelo y por todas partes.

Sigo sentada en mi bicicleta, al menos ella llegó conmigo a este sitio extraño.

Me bajo de la bicicleta y con ella camino por ese extraño lugar y le hago una foto.

Me dirijo a mi casa y esta está llena de maz raíces.

───¡Mamá! ¡Papá!─── Voy al salón y veo que mi padre no está en el sillón como antes.

Salgo de la casa y voy a otras, no hay ni una persona, ni en las tiendas, ni en las casas, ni en ningún sitio.

Me asusto y me monto en mi bicicleta volviendo al bosque.

───Quiero volver.─── Me digo para mi misma pero no ocurre nada. ───Quiero volver.─── Repito apretando los ojos pero tampoco pasa nada. ───¡Porfavor! ¡Quiero volver!───

Me siento y toco la raiz. Es pegajosa y muy fría. No me gusta para nada así que dejo ee tocarla cuándo oigo a alguien gritar.

───¡Mamá! ¡¿Dónde estás?! ¡Mike! ¡Dustin! ¡Alguien! ¡Porfavor!─── Es la voz de un niño. Y corro hacía el ruido al notar que es la única alma en todo el pueblo.

───¡Hola!─── Digo al encontrarme cara a cara con el chico de pelo liso, chaqueta roja y amarilla y vaqueros azules.

Este corre y me abraza. ───¡Menos mal! ¡Pensaba que estaba solo en este infierno!─── Correspondo y nos separamos.

───Soy William Byers, llámame Will.───

───Encantada Byers, digo... Will, yo soy Matt Ross, llámame Matt.───

───Bien Matt, ¿sabes qué es este lugar? ¿Cuánto tiempo llevas aquí?───

───No tengo ni idea de cuál es este lugar y llegué hace diez minutos. ¡No hay absolutamente nadie! Creo que solo estamos tu y yo. Vi a un monstruo que se le abría la cara y de repente, estaba aquí.─── Comento.

───¡Yo también le ví! Quizá eso nos trajo aquí.─── Dice Will y se oye un rujido.

───¡Allí!─── Digo al ver esa cosa y Will y yo gritamos. Will me agarra del brazo y me guía mientras huimos.

Llegamos a una casa de madera bastante bonita. Entramos y él se dirige a una habitación específica y nos metemos debajo de la cama.

───¿Esta es tú casa?─── Pregunto susurrando y el asiente.

───No sé que es lo que hay ahí afuera pero no me gusta nada, y no tiene pinta de querer hacer amigos. Quiero salir de aquí.─── Dice asustado.

Le tomo de la mano y apreto. ───No te preocupes William Byers, saldremos de aquí.───

Perdidos en el mundo del revés. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora