CAPÍTULO 51

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Por primera vez en toda mi vida, la luna emite un resplandor casi mágico y angelical sobre las dagas vueltas torres del orfanato lleno en su mayoría de momentos que conforman mi infancia.
Antes, el miedo me hacía pensar que esas dagas iban a ser suficiente para desangrarme y dejarme clavada en este lugar, pero hoy, al llegar luego de pasar lo que me parecieron horas junto al evidente distanciamiento por parte de Kal, inicio a temer que lo que me desangre sea algo más que las filosas torres de la que hace tiempo dejo de ser mi cárcel.
Mi mente no paraba de dar vueltas, al mismo tiempo que mi conciencia se esforzaba en ayudar a escapar las palabras de lo que siento por él, de mis labios que sorprendentemente permanecieron sellados.
No sé porque al alcanzar a visualizar a Ulaní, quien se encuentra en el recibidor del orfanato, hablando con Luke, me llena al instante de un sorprendente alivio. De algún modo inconscientemente se volvió en un tipo de diario para mí, sabiendo que sea lo que sea que le cuente, contaré con su apoyo.
Al prestar más atención a mis pensamientos, una sonrisa de labios pegados brilla en mi rostro cuando casi sin darme cuenta, inicio a enorgullecerme de mi misma luego del gran logro que obtuve al tener mis primeros amigos cuando más de la mitad de mi vida, estuve más preocupada porque no me aceptarán porque sospechaba que todos sabían lo que era.
—¿A cuántos posibles amigos habre perdido por miedo a que no me quisieran?— dejo salir en voz baja para mí misma, con una clase de pánico en mi voz.
Mi ceño se frunce cuando mordiendo el interior de mi mejilla, y más de a fuerzas que de ganas consigo encasillar esos pensamientos, temiendo que vuelvan a carcomerme por dentro cuando menos me lo espere.
Trago saliva con nerviosismo al notar que Ulaní, que se acercó a mí cuando no la note, inicia a hablarme y que acaba de hacerme una pregunta. Casi me encojo, sin saber muy bien porque me encuentro temerosa de que se dé cuanta de mi falta de interés hacia ella.
— ¿Man...mandé?—le pregunto tartamudeando, esperando que no diga nada y solo repita la pregunta que me hizo.
Imagino que mi rostro luce como el de un estudiante cuando el profesor le pide la tarea, aturdida y confundida, sin duda demacrado de que lo haya escogido a él.
Agacho la mirada, prestando ahora si toda mi atención a Ulaní a pesar de que mi mirada se niega a desengancharse de los converse que está usando mi amiga.
—Pero bueno...—sigue diciendo, extrañamente consiente de que estoy escuchándola a pesar de que no lo demuestro.
Una gota de calidez se forma en mi pecho, ante ese pequeño detalle que me ha mostrado, como un pequeño pero especial signo de su amistad hacia mí.
— No hemos encontrado más pistas—termina con su voz dejando ver su decepción mientras estira su mano para palmearme en el hombro como si necesitara consuelo.
El gesto es tan lindo de su parte que con coraje alzo la cabeza para mirarla con determinación a los ojos. Ella imita mi sonrisa, supongo que agradecida por mi gesto.
La ruptura ante la separación de la miel de sus ojos con el verde de los míos estalla como un crujido cuando el recuerdo de la mirada de Kalid se proyecta ante mí igual que si fuera una visión, causándome un escalofrío y las ganas de evaporarme.
Pestañeo rápidamente, deseando que si el dorado del que hablaba Kalid sigue ahí, desaparezca con cada parpadeo que doy como una escoba con el polvo.
Como si lo hubiera llamado, su presencia se acerca hasta que de reojo, intento no prestarle atención de como habla con Ulaní de lo ocurrido en la biblioteca. Disfrazo el dolor reflejado en mi rostro al notar como omite casi con una práctica ensañada, el momento que hubo en el campanario.
Siento las lágrimas iniciar a nublar mi vista, llegando a la conclusión del por qué Kalid no quiere que nadie se entere de lo ocurrido entre nosotros es debido a la vergüenza de estar con alguien como yo, el hecho de que él también sea un demonio y yo crea que eso es un vínculo que nos une, no debe ser así para él.
"Tal vez lo mejor será borrar ese momento como parece que él lo ha hecho" empiezo a analizar en mi cabeza, procurando cuidar que no lo diga en voz alta como suele sucederme.
Me alarmo enseguida cuando me voltea a ver, pensando que en realidad si lo dije en voz alta.
Su postura tensa como un resorte comprimido sin oportunidad de reventar.
Mi mirada sigue la dirección de la suya, llena de un sorprendente y a la vez asombroso odio hacia Luke que camina hacia nosotros. Casi lo admiro por no parecer acobardarse ante el fuego en los ojos de Kalid que brillan con furia, haciéndolos tornarse en un tono más verdoso.
Por un breve instante pienso que la respiración agitada proviene de Kalid, pero cuando mi mirada se topa con Ulaní noto que en realidad es de ella, quien al igual que yo, se encuentra totalmente atenta al evidente enfrentamiento entre ellos.
Me preocupo ante la notoria ausencia de James, por lo que calmando mi entrecortada respiración, procuro llenar mis pulmones de tirón antes de atravesar trotando toda la cripta en su búsqueda, aliviada de alejarme de toda la tensión mientras me interno poco a poco en las sombras de los pasillos y las habitaciones.
—¡James!—lo llamo con cuidado de no tartamudear.
El cuerpo me empieza a temblar como si conforme avanzo soy absorbida hacia una pesadilla. 

TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora