PENSAMIENTOS

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     Mi piel percibe como los segundos pasan frente a mí, el tiempo avanza cada vez más lento, escucho las manecillas del reloj como truenos en mi mente, avanzan con cada parpadeo que doy, casi eternos.

     Estoy en un cuarto con paredes blancas y lámpara en el centro junto con dos ventanas, eso es lo que conforma el pequeño cuarto en el que me encuentro, puedo ver como varios chicos me rodean pero no puedo reconocer sus rostros, sus labios se mueven cada vez más lento, ellos no son más altos, sin embargo yo me hundo, intento levantarme pero solo puedo cerrar los ojos y entregarme a la obscuridad. Desaparezco.

     Al abrir los ojos estoy en un profundo espacio oscuro pero cálido, no siento tristeza, ni alegría, ni siquiera puedo sentirme asustado por el interminable vacío que siento dentro de mí, ese que crece, hasta consumirme, y dejarme solo, sin nadie.

     Quiero salir de aquí, pero no puedo, cada vez me cuesta más mantener la respiración, empiezo a sentir el dolor en mis hombros, cada vez pesan más, ya no puedo con todo este peso, me derrumbo. Percibo una ligera música de piano en el fondo de mi mente, la música me hacía soñar despierto, pero ahora me la han arrebatado, ese sentido de pertenecía a desaparecido, la música de piano era la que menos disfrutaba, pero ahora siento que es la que más me entiende, cada vez que los suaves dedos de alguien rosan una tecla se siente como un latido, revivo, para volver a morir.

     Sin darme cuenta las lágrimas empiezan a caer, se deslizan como pequeños niños en un tobogán, me queman, mis ojos arden, mis manos tiemblan, solo quiero salir de aquí, la idea de gritar no funciona, no hay nada, no hay nadie.

     Entre tanta obscuridad puedo percibir a alguien a lo lejos, se acerca lentamente mientras sonríe, soy yo, mis piernas empiezan a temblar, me desmayo, caigo sobre el suelo y él solo se acerca con ese rostro, lleno de malicia y temor.

     Comienzo a despertar. Sangrando en el suelo, mis manos están cubiertas de tierra húmeda, no puedo moverme, empiezo a sacudirme y me doy cuenta que estoy atado, intento rasguñar las paredes pero es inútil, no las hay, ni tampoco cuerdas que me aten. Estoy atrapado en esta tortura que he creado yo, yo soy el único culpable de todo esto, nadie puede ayudarme, solo yo puedo salir de aquí, pero no sé cómo, no sé cómo escapar de mis propios pensamientos, todo es inútil.

     Como un pequeño niño me tiro al suelo a llorar, siento como ahora el tiempo avanza rápido solo para torturarme y hacer que me dé cuenta que aun que avance o lento, seguiré aquí, atrapado. Mis ojos ya no pueden llorar mar, pero lo siguen haciendo, lloran y lloran sin parar, empiezo a sentir como mi ropa se empieza a mojar, las lágrimas empiezan a inundar todo, sin ventanas, ningún espacio por donde pueda salir el agua, me ahogo, me ahogo en mis propias lágrimas, ellas poco a poco intentan llegar este vacío, pero no pueden, nada ni nadie puede llenarlo, estará así, vacío, por siempre.

     Solo estoy yo, flotando en un mar de tristezas, ataques, fracasos, nadie vino a mi rescate, me quede aquí flotando en la oscuridad, no tengo nada más que hacer, resistirme no es opción, solo puedo contemplar lo que he provocado, para toda la eternidad, una tortura, una jaula, una vida, castigo o maldición, solo yo soy el responsable de este tormento que sigo llamando vida.

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