Dolor

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Los sentimientos son de las cosas mas misteriosas para los seres humanos. Estos no son más que reacciones biológicas ante estímulos específicos del ambiente, pero la forma en que la experimenta cada persona y la frecuencia con la que lo hace tiene causas que van más allá de la simple biología.

Existen distintos tipos de personas, obviamente, y según sus experiencias y su dotación genética variarán en sus reacciones y en la expresión de sus razones.  Existen personas que buscan la felicidad sobre todas las cosas y evitan el sufrimiento a toda costa, existen personas que disfrutan de su sufrimiento y el de otros y no soportan sentirse bien o ver a otros felices, existen también personas neutrales que no buscan la máxima excitación ni la pura inhibición, solo viven sin importar las emociones que sientan.

Pero, sin importar que tipo de persona sea, muchos se habrán preguntado ¿De qué me sirve sentir? ¿Por qué no puedo ser feliz eternamente? ¿Por qué los demás no pueden sufrir como yo? ¿Por que debo sufrir?. Esas preguntas tienen una simple respuesta: Adaptación biólogica.

Todas las emociones que podamos sentir (Miedo, Ira, Tristeza, Alegria y Asco, como en Intensamente) y las mezclas de estas (Vergüenza, orgullo, envidia, odio, entre otras) tienen la función de permitirnos sobrevivir y adaptarnos a nuestro medio. 

Cada emoción nos motiva a llevar a cabo acciones distintas, sea el miedo huir, la alegría ayudar, la ira destruir y el asco evitar envenenamiento. Pero, a mi gusto, una de las más importantes de estas acciones sería la reflexión, que surge durante la tristeza.

Aunque todas las funciones sean igual de importantes y la tristeza tenga otras funciones (como la de pedir ayuda de forma indirecta) además de la reflexión, quisiera centrarme en esta exclusivamente.

El dolor emocional es el principal causante de la tristeza, y día tras día muchas personas lo sufren por diversas razones. En muchos casos quien lo sufre se puede llegar a preguntar ¿Por qué tengo que sufrir? mientras se ahogan en su desesperanza. 

Sin embargo, muchas de las mejores ideas, soluciones y habilidades que se pueden descubrir surgen después de un periodo de sufrimiento. Después de ser engañado muchas veces o sufrir una relación toxica, las personas suelen aprender a vivir de forma más independiente,  a elegir mejor sus grupos y a ser más optimistas. Después de pasar un periodo de depresión económica, las personas aprenden a utilizar mejor sus recursos, a encontrar nuevas fuentes de ingreso y a mejorar y mantenerse en sus trabajos. 

Con todo esto quiero decir que el dolor no es necesariamente algo "malo". El dolor nos ayuda a parar un momento y mirar a nuestro interior, nos ayuda a entender ciertos comportamientos a los que antes no dábamos importancia, pone en equilibrio al resto de nuestras emociones y nos permite ver la vida con otros ojos, de forma temporal. Sin importar cuanto suframos y cuanto queramos no poder sentir dolor, está claro que todo mejora después de tales periodos.

Aunque, como no, todo en exceso es malo. Las enfermedades como la depresión, el trastorno limite de la personalidad o el trastorno bipolar son excepciones notables. En estos, debido a problemas en la biología de la persona, son incapaces de regresar a un estado de animo neutral, ir de uno a otro sin explicación lógica, o ser extremadamente sensibles ante la estimulación externa, sobrereaccionando de igual manera.

Para terminar, el objetivo de este pequeño diario mental es recordar a los que sufren que todo el dolor que sienten no será en vano. Después de la tormenta todo aclara, y poder volver a ver la belleza del mundo con una nueva y renovada visión es lo más bello que se puede experimentar en esta vida.  

El dolor, por más fuerte que sea, es la llave para la felicidad.

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