Participante 275 interrogado

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Fuí pasillo a pasillo, aula tras aula buscándolo cuando lo veo tomando agua del bebedero.

- Hey tú - y volteó a verme con miedo

- ¿Sí? - notaba sus mejillas coloradas

- Quiero que me digas la verdad o solo más que la verdad y tal vez podrías regresar al juego ¿Queda claro?

- bien... - lo miré fijamente

- ¿Qué pasó aquella noche, la fiesta, con esa chica que subiste al segundo piso?

- bueno, me dijo que tenía el plan perfecto para que solo ella y yo quedemos en el juego, pero quería estar en un lugar más privado, luego que subimos me amenazó en que me quedara, y estaba un tanto cariñosa,  alborotando mi cabello.

- Esa perra.

- Es buena chica, y estoy seguro que seguirá en el juego un buen tiempo, hasta podría ganar.

- ¿Sí? Pues te digo que pronto la haré renunciar, quiera o no, y tú, hormonal asquero sigues fuera de mi juego - y así me fuí molesta, hasta con los dioses del Olimpo.

Las ventajas de ser mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora