No se lo digas a nadie

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- Gracias- dije subiéndome en el carro, fui ignorada por completo- lo siento por tratarte mal.

- No te preocupes- y me llevo a casa.

En todo el camino estuve callada.

- Gracias por traerme Sofía, siempre te lo voy a agradecer- la miré.

- No te preocupes- dijo sin mirarme.

- ¿Solo dirás eso?- dije al punto de soltar una lágrima.

- Sí- dijo fría- Ahora bájate tengo que hacer unas cosas.

- Entonces, ¿Por qué me buscaste?, ¿Por qué Sofía? - la miré fijamente a los ojos- Acaso...

- Porque me importas, y aunque seas una maldita perra conmigo, me sigues importando chica de las reglas, eres un problema, eres mi problema- y me miró.

- Sofía...- y la besé - No se lo digas a nadie, este es un error, lo siento en serio- y me bajé corriendo a casa.

Besé una chica pero
eso no era lo peor, lo peor es que era Sofía Becher, la chica que odio... Odiaba con mi alma.

Las ventajas de ser mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora