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Capítulo 23 ~ Una primavera llena de amor

Era increíble lo rápido que había pasado el tiempo, ya llevábamos casi un año como Pop Star y seguíamos buscando los 9 cristales. Aunque después de aquel incidente con “Maligna” y el caso de Kanon, a Kilari y a mí nos tenían más vigiladas que de costumbre. Y la jefa del grupo seguiría siendo Ichigo hasta previo aviso. Lo bueno de todo este asunto es que mi ardilla estaba a salvo, las chicas ya no estaban molestas con Kilari y yo, y teníamos a Riku –con quien ahora me llevaba incluso mucho mejor que antes, se había convertido en mi segundo mejor amigo- de nuestra parte, aunque preferí no contárselo a las demás.

Nuestras vacaciones solo duraban dos semanas, había que aprovecharlas al máximo. A pesar de estar a finales de marzo, hacía mucho calor. Decidimos ir a una playa que hay cerca de la ciudad a pasar unos días, donde poder estar a solas las Pop Star. Pero Ichigo quería estar con su novio, y bueno, se lo contó a los chicos y nos quedamos sin privacidad.

-         Ichigo, ¿qué has hecho? – dijimos todas a la vez.

-         ¡Eso!, ¿por qué se lo has dicho a los chicos? – continuó Kilari con su vocecita.

-         Yo no he hecho nada malo, solo he invitado a más gente de excursión. Además así es mejor, porque mi hermana podrá estar con su novio, Kaoru con el suyo y yo con el mío, y Hotaru podrá acercarse más a Ootani – contestó ella muy segura de sí misma.

-         ¡¿Qué?! Eso te lo acabas de inventar, ¡Ootani no es mi novio, ni yo quiero acercarme mas a él! – respondí yo.

-         Bueno, bueno la cosa ya está, no hay marcha atrás.

Yo, con cara de no creérmelo, me tuve que aguantar.

Habíamos quedado el domingo 28 de marzo en la estación de tren Tokokawa a las 12:00 h y como siempre llegábamos tarde.

Nos encontramos con los chicos, que ya hacia rato que habían llegado. Y, cómo no, el primero en abrir la boca para decir estupideces fue el pelirrojo:

-         ¿Dónde os habíais metido? Ya nos íbamos sin vosotras.

-         Cierra el pico, pequitas –dije yo haciéndole callar.

-         ¡En marcha! –exclamó Ichigo.

-         Vaya, pequeñaja, si que tienes energía a primera hora de la mañana.

Me di cuenta de que ella se había ruborizado por el comentario de Hiroto. A Ichigo le hacía mucha ilusión ir a la playa; sin embargo, su gemela no tenía ni pizca de ganas, seguía muy cansada de las clases.

Llegó el tren, nos subimos. Los asientos eran de dos en dos. Como siempre, Kilari y Seiji, Hiroto e Ichigo, Sora y Nami (quienes se habían hecho muy amigas) y Kaoru iba a sentarse conmigo cuando…

-         Ven tú conmigo, Kaoru –dijo el pervertido de Narumi.