LONG NIGHT

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Chapter 14

Long Night

35 Lunas de Otoño, 550. 2:04 a.m.

Dándole una calada a su cigarrillo, sus ojos se enfocaron en el cielo nocturno. El sol se había escondido hace horas, dejando detrás a las brillantes estrellas que se negaban a dejar al siempre ocupado cielo ni por un momento, ayudando a decorar el basto canvas con la luz que emiten. A veces dorada, y otras veces plateada.

Las estrellas, había tantas preguntas sobre las estrellas y sobre todo aquello que está cerca de ellas. ¿Que tan bellas son de cerca? ¿Son muy grandes? ¿De donde provienen? Algunos dicen que son las almas de la muerte, otros que son los ángeles que nos cuida, y otros que son las lágrimas de un ser más allá de este mundo.

Para Aries las estrellas fueron parte del sol, pequeños rayos de luz que tal cegador ser que este no pudo controlar, pequeños rebeldes que se escaparon para formar su propio ser y viajar libremente. Independientes y competitivas, sin nadie de quien depender pero todas tratando de brillar más que las demás.

El humo del cigarro dentro de sus pulmones se sentía como una llama dentro de su pecho, y Aries dejó escapar el humo una vez que no pudo soportar el dolor que le producía. A veces uno puede castigarse desde dentro, pensó vagamente con un poco de amargura y placer.

Sin embargo, ni el cigarrillo, ni el dolor auto infligido logró que la tensión desapareciera de su cuerpo. Últimamente su cuerpo se a sentido como una montaña en sus pies, una tensión que no tenía planes de irse pronto. Una molestia. Una frustración.

Oh y cómo se sentía frustrado, perdido, con dolor más allá del de su cuerpo. Algo estaba pasando dentro de su corazón. No era amor, no era odio, era algo pesado que parecía querer ahogarlo mental y físicamente. Era algo que no lo dejaba hablar, que hacía que sus ojos se volvieron cristalinos, y que le quitaba el sueño, sus ojeras eran testigo de ello.

Tomó un trago de la botella. Hace tres semanas Piscis había desaparecido del radar de todo aquel con el que alguna vez tuvo contacto. Al principio Aries no lo podía creer, ¿cómo poder creer que una de las personas más fuertes que alguna vez había conocido había desaparecido como si nunca hubiese existido? ¿Y sin dejar rastro alguno? Imposible.

Aries había ordenado una búsqueda inmediata de su subordinado, pensando que el siempre escurridizo Piscis algún día aparecería afuera de su habitación con su estoica cara para seguir cuidándolo como si nada hubiese pasado. pero hasta ahora no ha sido encontrado, ya sea vivo o muerto.

Con el paso del tiempo las posibilidades de que este aparezca comenzaban a caer, eso le dijo Géminis después de dos semanas de búsqueda. Piscis ya hubiese aparecido vivo, roto o completo como una escultura, o su cuerpo ya hubiese sido destrozado por los animales del bosque. En algunos meses la sangre y cualquier otra partícula de su ser sería cubierto por pasto verde y flores, como si este jamás hubiese existido.

Aries era una persona orgullosa y le gustaba el reconocimiento, curiosamente también le gustaba darlo a quienes se lo merecían. Si Piscis ya no estaba entre el mundo de los vivos, a Aries le gustaría por lo menos despedirlo con grandes honores como se lo merece.

Frunció el ceño.

Por lo que se sabe de lo que pasó ese día, unidades de Mercia les habían tendido una emboscada cuando se estaban transportando de un campamento a otro por debajo de los pequeños cerros. Entre la pelea que se dio a cabo por unos cinco kilómetros, Piscis se había encontrado en medio de esta y de alguna forma se perdió en ella, las tropas de soldados fueron forzados a separarse para no ser reducidos a un solo grupo de hombres muertos.

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