"La primera regla de Fakeland, nunca confundas los sentimientos de tu personaje con los tuyos."
Minho, haz rotó esa regla.
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Han Jisung
Hace poco estaba entrando al mundo del rol, me estaba pareciendo entretenido pero lo único que no me agradaba, era que mi personaje aun no tenía ningún amigo, solamente hablaba con alguien y nunca mas volvían a tener contacto.
En una de las páginas comunes de Roleplay, vi que un chico recién había creado su cuenta, por lo que comencé a seguirle y luego le envíe un mensaje.
@_jinhwanroleplay_
23;23 Hola ;)yo quisiera ser tu amigo.
Espere a que el chico contestara, pensé que tomaría un largo rato en que lo hiciera, como esas personas de rol que se demoran siglos en responderte, sorprendentemente, me respondió bastante rápido, habían pasado solo 4 minutos.
12;37 ¡Hola! mucho gusto.
Me sentí feliz, era la primera vez que alguien me respondía tan rápido, una sonrisa salio de mis labios y respondí lo mas rápido que pude.
12:30 El gusto es mio, ¿Como estas?
12:32 Estoy bien, ¿Y tu?
Lamentablemente, abrí el mensaje, pero en ese momento, el maestro me vio, apagué mi teléfono rápidamente y lo guarde en mi bolsillo, tratando de evitar que me viera. Decidí no volver a sacarlo hasta que terminara la clase, hasta que por un momento el maestro se sentó en el escritorio, tome mi teléfono, prendí este y aproveche de responder el mensaje del chico.
12:43 Bien, lamento si no respondí, mi U estaba en clases. ^^'
Decidí volver a apagar el teléfono para evitarme problemas, y trate de poner atención en lo que explicaba el maestro.
[. . .]
Eran exactamente las una de la tarde, hora del almuerzo, lo único que amaba de venir a esta cárcel... Quiero decir, escuela.
Tome mi mochila y salí del salón, levante mi mirada hasta que vi a una linda chica de cabello corto y ojos cafés, Mina Myoui, una chica japonesa que había llegado a la escuela a principio de año... No hagamos tanto misterio, es mi novia. Se acerco a mi con una sonrisa de oreja a oreja, es tan adorable.
—¿Como te fue en el examen?—Pregunte mientras tomaba su mano para entrelazarla con la mía. —Bien, aunque la última parte me dificulto un poco, aun necesitó ayuda con matemáticas.—Dijo para luego reír. —Pues, para tu buena suerte, tu profesor es tu novio.—Dije para luego tocar su nariz y reír junto con ella. —Eres un tonto. —Ah, pero amas a este tonto. —Es verdad.
