No fue el destino,
más bien fue, una casualidad,
que llevó sus cuerpos a entrar
en contacto
durante ese baile apasionado,
ella, inhalaba ese perfume que emanaba su piel,
así tan embriagador...
que desvetian, los rincones
más oscuros de su cuerpo...
desatando en ella,
ese deseo de permanecer anclada,
a esas manos que
se apoderaban de su cadera.~ Yahaira De Jesús ~