capitulo 4.1- Un Día Especial

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En el salón solo había pocas personas que podían ser contarse con una sola mano, seguido de esto una melodía suave podía escucharse. Un aplauso sincronizado con el sonido de los tacones resonaba por el lugar por sobre la música.

"1...2...3..., 1...2...3..."

Decía a la vez que seguía con la mirada a la chica rubia.

¿cuánto tiempo llevaban así?

El suficiente para saber que ya estaba agotada de tanto practicar, podía ver con esas gafas suyas que sus piernas ya temblaban del cansancio, pero esa niña rubia era obstinada. Era más obstinada que en sus clases de servicio.

Sonrío por sus adentros pensando que en verdad ella seria la indicada para su compañero, ella era una mujer admirable.

Recuerda la primera vez que la vio, ella era tímida, torpe e introvertida. Ella era muy apegada a Sebas y a Pestonia pero poco a poco comenzó abrirse a los demás, y la convivencia comenzó a dar fruto. Las demás sirvientas apoyaban y ayudaban en lo que fuera posible, ella era humana y no podía seguir el ritmo de sus compañeras por ello se le daba equipo que fuera de apoyo para su rendimiento.

Un anillo de sustentabilidad que impedía el cansancio y el hambre.

Ropa reglamentaria que fuera lo suficientemente resistente para sus labores y que no se ensuciara tan rápido, pero por sobre todas esas cosas, ella apreciaba más lo guantes que poseía.

Recuerda el día que se los vio por primera vez, una sonrisa se dibujó en su rostro al recordad quien se los dio, con ello pudo suponer quien había sido su anterior dueño.

Esos guantes eran resistentes, tan capaces de detener un objeto punzo cortante y salvar su vida.

Dio un par de aplausos tan fuertes para ser escuchados.

La pareja se detuvo por un momento, la rubia agradeció a su compañero el que le ayudara a practicar mientras él solo se inclinaba.

"Hay que tomar un descanso ¿quieres beber algo?"

Cerca de ellas ya estaba colocada una mesa, sobre ella había un juego de té y bocadillos.

"Por favor"

Invito a tomar asiento a su pupila, sirvió todo con una pulcritud y orden tan hermosamente que incluso Tsuare seguía maravillándose de cómo lo hacía. Ella no solo era una sirvienta sino también una guerrera o más bien una Maid de batalla, aunque jamás la ha visto pelear sabe por la boca de las demás sirvientas que su maestra es muy fuerte.

Pero no tan fuerte como Sebas Tian.

"Ya falta poco tiempo, se aproxima la fecha." suspiro "Quien lo diría que medio año se pasa volando" finalizo para después beber un poco de su té.

Tsuare sonrió y sus mejillas se pusieron coloradas, era verdad que ya se aproximaba la fecha que había sido establecida para... su boda. De solo pensarlo sentía que todo era un sueño, que si despertaba esto se acabaría.

Pero no es así, cada mañana se levanta en su habitación y el techo, las paredes son diferentes. Ya no son esa celda, ese cuarto oscuro. Al salir por la puerta y no hay un pasillo que la lleva al infierno, no, al salir por la puerta está un hombre esperándole.

"Es algo extraño, pero no se puede evitar, je." Estaba emocionada que en menos de un mes pronto se casaría bajo el manto y autoridad del Rey.

"¿te agrada mucho tu nueva vida?"

"Si" no dudo en responder.

Si bien, ya no era la misma como aquella en los campos, no sabía nada de su familia ni de su hermana. Pero estaba bien, ya no era esa vida en el burdel. Tenía una nueva vida y le gustaba.

Una Boda en NazarikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora