Capítulo 28: Regreso y paso del tiempo

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Durante los siguientes días después de terminar la misión, los tres descansaron sin hacer muchas cosas. En ocasiones ellos conversaban o jugaban a cualquier cosa que se les ocurriese.

Kaku y Kaito se hicieron buenos amigos, a pesar de sus diferencias en gustos y aficiones, aun disfrutaban hablar en uno con el otro. En cuanto a Kalifa, Kaito no molestaba mucho a Kalifa, pero si hubo ocasiones en las cuales Kaito no se daba cuenta de sus acciones los cuales molestaban o ponían nerviosa a ella. Su relación entre los dos era cercana, ellos dos se consideraban buenos amigos, pero siempre hubo un sentimiento más profundo que Kaito paso por alto debido a su carácter serio y Kalifa no sabía exactamente que eran esos sentimientos. Kaku fue el único en darse cuenta de esto, pero no quiso entrometerse en asuntos ajenos a él.

Los días de descanso terminaron y los tres decidieron continuar su entrenamiento. A pesar de confiar en su fuerza, decidieron dejar de luchar con otras bestias salvajes de forma individual, además quería evitar a las bestias salvajes como la ultima la cual tenía una manada, a pesar de no poder ganar individualmente si tenían confianza luchando los tres juntos pero nadie podía asegurar que no se encontrarían con una manada mucho mayor o fuerte que la anterior vez.

Kaku entreno su rankyaku, Kalifa su lucha con las piernas y Kaito su kenbunshoku haki. De los tres, fue Kalifa la que hizo mayores avances en su entrenamiento. Kaku también mejoro después de entrenar con un par de ramas de árbol, al imaginarse que eran espadas. Fue Kaito al cual le costó más avanzar.

Kaito sabía que era difícil entrenar al mismo nivel los dos tipos de haki. Su busoshoku haki ya era bastante fuerte pero su kenbunshoku haki no lo fue tanto. Kaito podía sentir su entorno hasta cierta distancia. Con el entrenamiento lo primero que quiso fue aumentar el rango de percepción que tenía. Luego de ello, Kaito entrenaría con la capacidad de prevenir los movimientos de las personas.

En cuanto al entrenamiento propio de la energía espiritual la cual era la base del haki, Kaito se dio cuenta que la meditación y los ejercicios básicos ya no daban grandes resultados y que durante sus combates con las bestias salvajes fueron los momentos donde la energía espiritual aumento significativamente.

A pesar de estar de acuerdo con sus compañeros, Kaito aun deseaba luchar con más bestias salvajes para mejorar su haki. Pero decidió hacer caso a sus compañeros.

Al cabo de unos días, los tres decidieron aprender algo de uno de sus compañeros para saber más técnicas y estilos de lucha.

Kaku al ser bueno en el rankyaku y su estilo de lucha que estaba aprendiendo con las espadas, les enseño a sus compañeros como utilizar el rankyaku de otras maneras durante un combate.

Kalifa era buena esquivando y atacando por sorpresa, ella les enseño como escoger el mejor momento para atacar después de esquivar un ataque.

Por su parte, Kaito les enseño los conceptos básicos del haki, sabía que era un poco difícil que lo llegasen a prender a corto plazo, pero no les haría daño conocer algunos aspectos de esto.

El tiempo transcurrió con normalidad y pronto fue el día en el cual vendrían en busca de los tres para terminar su entrenamiento en la selva de esa isla.

Instructor – veo que habéis cumplido con la misión que os asignamos, bien hecho –

Kaito/Kalifa/Kaku – gracias señor! –

Instructor – bien, ya que habéis pasado la prueba, una vez que volvamos a la base podréis descansar por una semana y luego volveremos con el entrenamiento –

Los tres se alegraron al saber que podrían descansar, a diferencia de sus días de descanso en la selva, era mucho mejor descansar en la base ya que tendría más cosas que hacer durante su tiempo libre.

Mi nueva vida en One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora