Incomprendido. Desadaptado. Bicho raro. Pobre. Bastardo.
Las etiquetas con las que el mundo lo definía, no hacían mas que hacerlo sentir un fracasado.
Prolongar su miseria en una edad muy complicada lo sacó de quisio.
Cuando tu mundo se derrumba y...
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❝Las dos campanas❞
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𝗡𝗮𝗿𝗿𝗮𝗱𝗼𝗿 𝗼𝗺𝗻𝗶𝗰𝗲𝗻𝘁𝗲.
— Entonces ¿Tus papás aún siguen interesados en ampliar su zona turística? —consultó la rubia.
— Si —respondió el peli-lila, con un rotundo desinterés.
Hace rato lo veía absorto, perdido en divagaciones. Prácticamente en su mundo, con una mirada preocupada, que a Ema enfureció.
Lo llevó lejos de sus amigos, prácticamente entre súplicas. Tenía la conciencia pesada, pues desde que llegó no pudo hablar con él, de aquello que no la dejaba dormir por las noches; salvo en la fiesta de cierto amigo, donde montaron una pantalla para anunciar su regreso a Japón, no tuvo oportunidad de cruzar palabra con él.
— Trunks —llamó su atención, al borde de la impaciencia— ¿Quieres hacerme caso de una maldita vez?.
— Lo siento Ema —se disculpó, quedando cara a cara con la oji-verde— me distraje, los chicos parecen divertirse.
— Está bien —aceptó fatigada— sábes que me enoja hablar sola. Trunks, eh estado pensando mucho en nosotros. No sabía si regresar aquí era lo correcto ¿Trunks?.
