Capítulo 3: Susurro de media noche.

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Kei miraba el techo de su habitación como si fuera lo más interesante del mundo y aunque quería hacer otra cosa como salir al parque, no podía, tenia que cumplir dos semanas más de castigo por lo sucedido en su habitación hace una semana pero era justo su madre había negociado a su favor con su padre, aunque el castigo duraría casi un mes, valía la pena pues no tuvo que dar explicaciones de lo sucedido en su cuarto, nadie dijo nada cuando Tobio bajo dos horas mas tarde vestido con la ropa del rubio y su padre no se quejo de que él tardara en regresar otras dos tras salir con el azabache; Era justo aunque muy aburrido. 


- Kei, cariño tienes visitas - su madre hablo al otro lado de la puerta.

- Adelante - contesto sin muchas ganas de recibir a nadie en realidad. 

- Lamento los problemas que te cause - la voz apacible del azabache lo hizo prestar atención con una concentración impropia de él. 

- ¿Por qué te disculpas? yo decidí que hacer - contesto mientras se sentaba en la cama en una manera muda de invitar al menor. 

- ¿Tu padre se enojo mucho? de verdad esto no debía haber pasado, fue mi culpa el que no puedas hacer nada aparte de ir al colegio - la manera en como hablaba Kageyama le resultaba repugnante al rubio, esa manera tan mansa de hablar como si en cualquier momento alguien le fuera a exigir guardar silencio, le molestaba. 

- Eso no importa, no ahora - contesto mas serio de lo que deseaba - ¿Qué sucedió, porque estas aquí? No creo que solo hayas venido a disculparte - el rubio no dejaba de hablar de una manera ruda lo que lo hacia molestar. 

- Yo...solo venia a eso...- el azabache realizo una reverencia antes de salir de la habitación. 

- Demonios...

"¿porque de repente todo es tan...complicado?" 


De nueva cuenta se recostó mientras escuchaba como el menor salia de su casa; deseaba salir y disculparse, decirle que estaba bien que el no pensaba hacerle daño que no quería lastimarlo de ninguna manera, que por el contrario y sin saber porque deseaba ayudarlo a salir del hoyo en el que lleva años encadenado....¿Cómo poder expresar tal cosa?¿ Cómo explicar algo que ni el mismo llega a entender?¿por qué, de alguna manera siente que debe estar ahí a su lado, cuidándolo, velando por su bienestar? a penas lo conoce. No, ni siquiera se conocen; solo saben inferir uno sobre la vida del otro y aun a si de una manera extraña lo necesita, necesita tenerlo cerca saber que ya no hay ni habrán mas marcas en su cuerpo que lo que sea que cruce por su cabeza no lo consuma, simplemente desea verlo libre.  

"Tan complicado."


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 Entro en casa solo para encontrar a su madre en el suelo por cuarta vez en el día, esta vez de verdad sintió ganas de gritar lo sentía en su garganta como de apoco se cerraba en un intento de para lo que sea que deseaba decir. 

"Solo levántate."

Pensar que esa mujer en el suelo era una madre amorosa y alegre hace unos años lo hacia temblar de rabia, la quería de regreso, deseaba con todas sus fuerzas volver a ver aquella hermosa sonrisa escucharla reír y ver el brillo en su mirada. Al verla en el suelo con la mirada perdida esperando que llegara el final de aquella pesadilla, solo podía aferrarse al sentimiento de rencor infinito contra aquel hombre en un intento tonto de no romperse frente a ella.


- Vamos....- susurro mientras la levantaba del suelo y la recostaba en el sofá. - te preparare un poco de fideos y té, ¿Qué te parece? - guardo silencio aguardando a que ella contestar pero nunca lo hizo.


Cuando entro a la cocina y comenzó a picar los ingredientes para los fideos no pudo evitar derramar unas cuantas lagrimas, lloro por su madre, lloro porque sabia que ese hombre se la había arrebatado hace mucho tiempo, simplemente se lamento mientras nadie lo veía en total silencio y suprimiendo el deseo de gritar por ayuda. 


- Come un poco - suplico en un susurro al dejar el plato frente a su madre. 


Maravillado vio como su madre comía lentamente lo que el había preparado, lo estaba comiendo con una tranquilidad que no creí posible ver en su rostro. El corrió de regreso a la cocina recargándose en la vieja mesa cuando sus piernas se doblaron se dejo caer de poco al suelo mientras cubría su rostro con ambas manos, se sentía tan abrumado que solo pudo llorar aferrándose a su propio cuerpo, ¿Cuánto tiempo llevaba sin ver esa expresión en su madre? No estaba seguro de la respuesta pero si que se sentía abrumador verla de nuevo, saber que tal vez su madre aun estaba ahí aguardando a que alguien la sacara de aquel infierno.   

Despertó sin ser consiente de en que momento se quedo dormido, tal vez fue cuando paro de llorar o mientras lloraba, la verdad era que eso no  le intereso en cuanto vio la oscuridad en la que se encontraba. Se levanto del suelo con una gran velocidad y a pesar del mareo que sintió no paro hasta llegar al segundo piso y encontrar a su madre durmiendo tranquilamente, solo después de eso se dejo caer al suelo en busca de aliento, cuando lo recupero camino hasta la ventana para cerrarla pero al ver que las luces de la habitación de Kei encendidas, se detuvo mirando con intensidad hacia adentro de la habitación, suspiro mientras se recargaba en el marco de su ventana mientras cerraba los ojos. 

- ¿Mal día? - negó sin abrir los ojos - Eso es bueno. 

- Lo es...- contesto en un susurro - ¿Por qué aun no te duermes mañana tienes clases?. 

- Suenas como mi madre - la voz seria del rubio la adormecía de una manera sorprendente. 

- Hoy llore todo la tarde - confeso sin pena alguna, seguramente de no estar viendo el rostro del rubio. 

- Dijiste que tu día no fue malo - deseo abrir los ojos pero se lo negó. 

- Y no lo fue, hoy mi madre parecía realmente relajada, por unos largos minutos me dio la impresión de que ella sigue en algún lugar de su cuerpo evitando vivir este martirio, llore por eso - cuando termino de hablar todo quedo en silencio y pensó en abrir los ojos pero antes de hacerlo sintió los dedos del rubio quitando una lagrima de su rostro. 

- Me alegro por ti, no se como te sientes justo ahora pero me quedare aquí hasta que tu decidas que es suficiente - aunque la voz con la que hablo fue la misma de siempre no pudo evitar sentir que era mas como un susurro, de esos que utilizas a la media noche.  

- Solo sera un rato mas - contesto con la voz entrecortada. 

- todo el que sea necesario - aquel susurro de media noche lo hizo estremecer de pies a cabeza. 

- Gracias....


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Se que es super corto y lo siento pero últimamente no tengo tiempo y no puedo dejar de publicar este fic, así que una disculpa si esperaba mas que esto y si hay errores ortográficos . 

El próximo de verdad no sera tan corto y tratare de publicarlo lo antes posible. 


11/10/2019. 










El silencio del Rey  (tsukikage)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora