MUY comprometedor

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Perdone las faltas de
ortografía



Cuando se fue el comandante después del anuncio me quedé sola con 5 chicos por lo que cada uno estaba tomando camino a sus habitaciones exepto Andrew que pasó de estar formado a un lado de mi

—Chicos —les llama haciendo que se detengan donde están y volten a verlo— al menos deberíamos presentarnos

Tres de ellos ponen los ojos en blanco y vuelven para tirarse en los sillones tomando posiciones cómodas mientras que otro de ellos bufa y se va a lo que supongo es su habitación para volver con una camiseta puesta, cuando todos están sentado o mejor dicho desparramados por los sillones, los imitó y habla de nuevo Andrew de forma amigable.

—Ya debes de saber mi nombre —asiento— aunque sabíamos que alguien llegaría tarde o temprano no pensábamos que iba a ser una mujer, solamente nos dijeron que te llamabas Alexis y asumimos que sería hombre

Mi nombre suele ser confundido con el sexo opuesto al mío, es una desventaja de tener un nombre neutro.

—Suele pasar —bufo cansada y les pregunto— ¿Saben dónde puedo conseguir más barras de chocolate?

Al preguntarle eso basila entre decirme y no hacerlo pero promete decirme después, Andrew le codea al que me digo teibolera soltando un quejido por el golpe además de amenazarlo con demandarlo por maltrato animal, estos chicos son raros —¿Acaso tú no?— me mira y toma aire para hablar.

—Bueno chica agresiva —su vista se desvía al escote de mi playera al ver Andrew que acomodo mi camisa le da un golpe en la cabeza, este lo mira enojado y vuelve su vista a mi rostro—¿O prefieres chica que robó mi chocolate?

Touch

—Lo robe —admito ganandome que me extermine con la mirada— te lo merecías por confundirme con uns teibolera —cruzo mis brazos recordando el momento, algo se me viene a la mente, le sonrió maliciosamente y le digo— Chico paquetito

Andrew lo sostiene para que no terminemos peleando peor aún, pero este se queja hasta que lo hacen entrar en razón.

—aghh, me llamo Ian —forza una sonrisa y observó sus facciones sin dejar atrás su cuerpo.

—Richard —Sorie de manera picara

—Caleb —dice el bombón rubio sin apartarme la mirada, incómodo

—Winston— Responde el pelinegro de ojos parecidos al color de su cabello.

Ahora todo tiene sentido, está cabaña tiene más locura incluida que la casa de los locos Adams.

Andrew tiene cabello castaño con ojos de color azul eléctrico, su actitud es de líder inato.

Ian tiene los ojos rasgados de color verdes, su cabello aunque este corto se alcanza apreciar el colo negro, supongo que es el divertido por la manera en que se ha expresado.

Richard parece ser el coqueto del equipo por la manera en que se me ha insinuado más de una vez; su cabello es rojizo con color de ojos entre  verdes y azules.

Caleb es un biscocho recién salido del horno—calma tus hormonas mujer— tiene el cabello más largo que la mayoría por los que se aprecia el rubio oscuro de su cabello auque supongo que debe ser más claro ya que estaba sudado, sus ojos como antes había dicho son café miel y su cuerpo ufff de infarto.

Winston el pelinegro de ojos similares al color de su cabello tiene un cuerpo bastante tonificado, aseguró que el es optimista y alegre del equipo.

Algo me quedó claro en estos momentos, todos son unos gorilas gigantes que miden más de 1.80 cm haciéndome sentir pequeña pero no inofensiva.

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Para dormir no tengo nada completamente descente para un internado militar de hombres —yo ni siquiera venia preparada—mi pijama de dormir es un tipo vestido pegado de la parte superior del cuerpo que me llega hasta más abajo de los muslos donde ya es más flojo, tiene encaje arriba de la tela decorándolo de la parte del busto y al final de este, maldigo por no tener algo más discreto y me pongo una bata que cubre más abajo que el otro, agradezco que al menos me dejaron eso para cubrir algo.

Se preguntarán que está pasando, los pondré en contexto, acabo de levantarme por la típica trompeta como en película pero en este caso es malditasea verdad, está a buscando mi ropa en el armario de mi habitación pero al abrirlo no había ni una prenda más que mi camisón —el que estoy usando— todo  desaparecio “magicamente”.

Hoy se supone que iba a buscar mi uniforme después de cambiarme pero al no tener nada salí a la pequeña sala rogándole a Dios que no se encontrarán los chicos, pero como Beatriz me atormenta desde la dirección Richard, Winston, Caleb y un somnoliento Andrew estaban platicando.

Richard al ser el primero en verme chifla haciendo que todos voltearan para que este se callara tuve que recurrir a lo que mi madre me hacía de pequeña, lanzarme una chancla, cuando se la lanzó le da directo en la mejilla logrando mi cometido, callarlo.

—¿Quién de usted malditos gigantes se le ocurrió lo estúpida idea de esconder mi ropa? —los chicos no responden pero se quedan viendo mis piernas descubiertas —¡Dejen de ver mis piernas!

—Como no verlas querida —contesta Richard— no debemos ser los únicos en disfrutar este espectáculo ¿no chicos?

Oh no

—Podrían al menos prest...— no termino de preguntarles cuando soy cargada por Richard— si no quieres terminar sin el día del padre más te vale que me bajes gorila.

Mi culo va siendo mostrado a todos, algunos rien y otros tienen la misma reacción del gorila que me carga, golpeó a Richard en la espalda pero ni sé inmuta así que toco su trasero, admito que aunque le tenía ganas no se lo diría.

—Tranquila pequeña chichihuaha rubia

—¿Es lo mejor que se te ocurrio?—le pregunto viendo su trasero comprimirse y volviendo a la normalidad.

Tiene mejor culo que yo, maldito

—Se nos ocurrió —me corrije mientras pongo los ojos en blanco— son iguales de pequeñas, con demasiada energía y rubias.

Cuando pasamos por un monumento de algún comandante veo a Ian sonriéndome con mi maleta —Hijo de su...—Richard me baja al ver que lo golpeó con más fuerza y salgo corriendo detrás del maldito achinado.

—¡Ian prometo no hacerte demasiado daño! —al diablo las promesas

Corro por todo el internado hasta que lo pierdo de mi vista así que le pregunto a algunos chicos que están platicando de algo.

—¿Han visto a un chico con ojos rasgados?— le pregunto a un morocho y señala a su compañero— Ese no —tomo aire, debe de mejorar mi condición—es más alto que yo, bueno todos aquí lo son pero ese es otro asunto, tiene ojos verdes y un uniforme con estampado gris

—No pero si necesitas a alguien solo ve a la cabaña con color rojo —me toma del brazo— vamos de una vez cariño.

Lastima mi brazo al querer que camine pero opongo fuerza y me zarandea como muñeca de trapo, mi cabeza golpea con una roca al moverme, trate de gritar pero mi voz se va apagando y lo último que veo son a sus compañeros riendo.

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Me siento preocupada por Alexis, ella no se merecía eso pero supongo que entra entre algunas desventajas de estar entre un lugar con demasiados hombres (no en todos los casos)

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