Capítulo III.

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"A veces nos enamoramos del contexto, de las circunstancias, de que esa persona aparezca en un momento en que necesitamos ser salvados.

Me ilusioné con algo que desde el principio sabía que no se podría.Perdóname por creerme tan importante"

—Alemania.

Kazán, Rusia, Septiembre de 2035.

Por un momento me sentí bien recordando los sucesos nuevamente, cómo aquel chico de cabellos blancos intervenía, cómo al verme en ese estado me dió su abrigo algo compasivo. Sus ojos celestes no dudaron en hacer contacto con los míos. Era extraño.

Mi corazón dió un vuelco, nunca me sentí así en realidad y, sin esperarlo, mis mejillas se tiñeron de rojo. Después de eso, no lo vi en los días posteriores. Pasó exactamente una semana, lo cual me hacía dudar si aquello fue real, puesto que no aparecía; pensaba en que tal vez lo malinterpreté, pues nadie se dignaría a ayudar a alguien como yo.

Lo extraño fue que ni Polonia ni Estados Unidos se me acercaron, me ignoraron pasando de largo, incluso los demás alumnos.

Eso de cierta forma me alivió, no recibiría golpes, insultos o castigos por esa semana, ya que incluso los maestros me trataban mal. A veces pienso que me volví el punto de desestrés de todos en la institución.

Aunque, en mi opinión, parecía como si éstos estuvieran más concentrados en preparar otra cosa. Como si estuvieran esperando que sucediese algo... Algo muy diferente...

Uno de los siguientes días, en el receso, decidí ir al habitual sitio donde esconderme, ése al cual siempre terminaba yendo gracias a que todos solían golpearme. Metido entre unos arbustos y un árbol, cerca del club de Jardinería, me sentía cómodo. Las aves cantaban con vigor y el clima se veía bello, pese a estar ahora nublado. Todo era distinto, demasiado... Casi podía sentir la paz en mi vida por fin... Desgraciadamente, el momento fue efímero.

—¡Hola! —soltó una voz animada que me obligó a abrir los ojos y mirar hacia arriba.

Frente a mí, había un muchacho de cabello rubio sonriéndome. Sus ojos brillaban como dos borlas de navidad y parecía poner atención en algo... Cerca de mí. Por un momento pensé que tenía características similares a las del albino misterioso, sin embargo negué con la cabeza, revisando si había alguien más cerca mío.

—Humm... Yo... ¿Estás... Hablándome a... A mí? —mencioné, luego de girar mi cabeza hacia todas partes sin encontrar a otra persona.

El extraño muchacho no tardó en soltar una risa, avergonzándome de alguna manera. Sus ojos Violetas me llamaron la atención.

—Так, я з вами розмовляю —dijo de la nada, llamando mi atención otra vez.

Me quedé mirándole un largo rato; en primera por no entender lo que decía y, en segunda, porque me estaba sonriendo. Nadie lo había hecho, sólo mi Väter.

—Disculpa —susurré por lo bajo, encogiéndome sobre mí mismo—. No entendí lo que me dijiste, ¿qué clase de ruso estás hablando?

Después de decir eso, escuché un gruñido por parte del otro, motivo por el cual cerré mis ojos por inercia, pero no duró mucho, puesto que pronto se abrieron de golpe.

El chico frente a mí, lejos de golpearme, se propuso a acariciarme el cabello.

—No es ruso, es ucraniano —Su voz es cálida y a la vez melódica era muy agradable al oído—. ¿Eres parte del club de jardinería?

▓ ÖFFNE DIE TÜR ▓ ✠RusGer✠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora