Rendido a mi Omega

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Los instintos dominan el destino de todos, según tu segundo sexo será el papel que desempeñes el resto de tu vida, una vida que se estanca por las hormonas y feromonas que produces.

Alfas, la élite de la raza humana, los fuertes, los dominantes, aquellos que eran capaces de rebasar los límites humanos, valiosos pero peligrosos.

Omegas criaturas frágiles, delicados con dependencia a su pareja, pero con el don único de perdurar la especie, por lo tanto, valiosos pero inútiles.

Betas, la mayoría de la población, una especie que comienza a desaparecer...

Todas y cada una de estas especies habían desempeñado un papel inamovible  y todos aquellos que no entran en dichos moldes son nombrados como "raros" por lo cual sus "anomalías" son guardadas con recelo... en un secreto... en una cama... 

Beka no tenía remedio, tenía que cuidar aquel joven japones, ambos estaban empapados, ambos tenían la ropa pegada a la piel, las telas dejaban poco a la imaginación de los cuerpos ajenos, el mas bajo de los dos, tenia un cuerpo digno de un alfa, fuerte, musculoso y bastante masculino, sería un espécimen perfecto si no fuera tan bajo, Yuuri por su parte era bastante más alto, delgado, sin musculatura marcada pero firme.

Ambos estaban perdidos en el cuerpo ajeno, sin pensarlo mucho Yuuri fue quien dio el primer paso, se acercó, extendiendo su mano tocando con las yemas las telas húmedas, explorando la clavícula subiendo al hombro, delineando los brazos y terminando en la palma ajena, colando sus falanges entre las ajenas atrayéndolo hacia él, Otabek no opuso mucha resistencia a la invitación, y se acercó a solo milímetros de tocar el cuerpo ajeno.

-no te alejes... no huyas... no lo niegues... no me rechaces...

- ¿Sabes que es raro?...

- ¿El que te amo? ¿El que te deseo? ¿El que quiero pasar el resto de mi vida contigo?

-no... el que te deseo como mi "hombre" el que deseo que me llenes, el que deseo ser aprisionado entre tus brazos... Yuuri, soy yo quien debería someterte, quien debería llenarte, quien debería marcarte... -al sentir su mano titubear lo acorralo contra la pared y sin dudarlo se quito el collar de protección de su cuello

-entonces hazlo, márcame, hazme tuyo y te hare mío también, no me importa si eres un alfa y yo un omega, te deseo, deseo dominarte, deseo poseerte y deseo hacerte mío de todas las maneras ponibles, aquí... - froto su entrepierna con la del kazajo, haciendo estremecer al mas bajo- y aquí... -deslizo una mano en el pantalón ajustado de su pareja, evadiendo la tela de la trusa y entrometiéndose entre los dos firmes glúteos del alfa, rozando con suavidad un punto erógeno más propio de sí mismo, Beka sentía las descargas eléctricas producidas por las cálidas manos que lo rozaban.

-Yuuri... puedes decir eso cuando estas así?... – en un ágil movimiento metió su mano libre por entre la tela suelta de la playera, adentrando su mano en el pantalón deportivo negro, ignorando por completo la existencia del bóxer y adentrando sin delicadeza sus dedos en la entrada del omega-

-ah! - un gemido de sorpresa se escapo de los labios del nipón, no por que fuera lastimado, no, pese a lo repentino y brusco no le dolió, su ano estaba ya bastante dilatado y lubricado como para ser lastimado por solo dos dedos. En un movimiento tomo por la cintura al kazajo y lo elevo separándolo de la pared en donde lo había aprisionado para que este se aferrara a él, provocando que el mas bajo rodeara con brazos y piernas su cuerpo, evitando su encuentro con el suelo.

La tentación del OtayuuriWhere stories live. Discover now