Águila.

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POV Lauren.

Fueron meses difíciles, desiertos de interés alguno. A mis días solo los llenaban recuerdos cuya intensidad se volvió en mí contra.
Sabía que necesitaba entenderla, comprenderla, para que esto me resultará "más fácil", por así decirlo, pero es bastante irónico buscar lo fácil comenzando por lo más difícil...

Mañana era mí cumpleaños 17, el cual esperaba ansiosa antes de saber que iba a casarse.

Ella no lo sabía, nadie en realidad, pero yo tachaba, cual preso los días que restaban para cumplir su condena, en un calendario, que tenía bajo la almohada. A falta de ella, eso era lo primero que veía al despertar y lo último, antes de dormir.

Mis padres obviamente se dieron cuenta que algo no era igual, pero un simple "me aburrió" alcanzó con mi padre... Con mí mamá, fue diferente y revelador...

Flashback.

- Solo no entiendo que pasó para que de buenas a primeras cortaran todo tipo de comunicación. - Dijo mi mamá. - Mientras se sentaba en frente mío, y me daba un té en la cocina.

- No pasó nada, solo que ambas estamos más ocupadas en asuntos que por nuestra edad nunca se van a relacionar, dando como resultado, que no nos veamos. - Le dije casi robóticamente. Si, me había aprendido de memoria esa respuesta.

- Eso también estaba antes y no representaba problema, Lauren. - Dijo simplemente derrumbando mi argumento.

- Bueno... Ella se va a casar y va a empezar una vida distinta. Ya no necesita nadie que la distraiga. - Le dije mientras sentía como cada palabra que salía golpeaba mí corazón y rompía mí alma.

- Aun así, ella te aprecia mucho para que te alejes sin más. Su madre era una mujer excepcional, y ella también debe de serlo... ¿No? - Me preguntó descolocándome por completo.

No le respondí.

- ¿Camila te habló alguna vez de su madre y de mi? - Indagó, sin darse cuenta que no quería hablar más de Camila.

- Alguna vez me dijo que tuvieron una gran amistad a pesar de la diferencia de edad. - Le respondí. Ella me había contado que su madre y la mía también se llevaban 10 años de diferencia.

- Así fue, ella fue una de las personas más importantes en mí vida. Y cometí el error de alejarme de ella cuándo nunca lo tendría que haber hecho... - Me dijo y suspiró.

- ¿Se pelearon? - Le pregunté. Siempre había creído que se habían dejado de ver por cuestiones de la vida.

- Me casé. - Me dijo, como si eso tuviera que alcanzarme.

Intentaba procesar todo lo que me dijo, pero mí madre siguió hablando.

- La última vez que la vi, antes de enterarme de su estado de salud y darme cuenta del error que fue dejarla ir, fue un mes después que naciste, pero ella estuvo cuando viniste al mundo también. Tu papá estaba fuera de la ciudad por unos asuntos del trabajo, y se suponía que aún faltaba un mes para que nacieras, pero esa madrugada parece que te resultó irresistible y comencé con la labor de parto. Ella y su hija fueron las únicas que vinieron de inmediato.

- Eso no lo sabía... - Le dije. Es curioso lo poco que en verdad sabía del momento que había nacido. Tengo entendido que hay familias que básicamente esas cosas se cuentan en cada fiesta relevante, como una tradición o algo así, pero en mí caso, no era así, y siendo sincera, tampoco pregunte nunca.

- A tu papá no le gusta recordar que no estuvo, por eso no te lo dije antes. Cómo tampoco te dije la verdad de porqué te llamas Lauren... - Mí madre suspiró. - Un día, estábamos hablando del futuro y de como cada una se lo imaginaba. Ella me preguntó si alguna vez había pensado en que nombre le iba a poner a mí hija, y yo le dije que me gustaba mucho el nombre Camila... Cuándo su hija nació, ella me pidió permiso para ponerle ese nombre, y solo acepte si ella me decía un nombre para vos. - Sonrió algo triste. - Tuvo 10 años para pensarlo. Pero el día llegó y cuando le pregunté, mientras ella te cargaba, me dijo: "ella es Lauren".

El Momento Adecuado. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora