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Grace

Llegué a casa y en cuanto crucé la puerta mi gata bajó por las escaleras. Papá estaba sentado en el comedor desayunando, pero no había tocado su comida, sólo estaba sentado viendo su teléfono. Mamá bajó por las escaleras, aún en pijama y despeinada.

—Ya era hora —me regañó.

—Pero al parecer aún no es hora de que te cambies.

Me miró muy mal, y me arrepentí un poco de lo que dije.

—El próximo sábado te recojo yo —anunció mamá.

Sentí que la sangre me hervía.

—Hola cariño —dijo papá sin siquiera verme.

—Hola.

Subí a mi habitación y cerré la puerta. Saqué mi libro de Rilke y lo coloqué en mi librero. Busqué el ticket dentro de la bolsa y lo desdoblé.

Había un número telefónico escrito con pluma.

Sonreí. No iba a dejar que mis tontos padres me arruinaran el día.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2014 ⏰

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