Zaira no contaba con la fuerza de voluntad suficiente que le ayudara a subir el último tramo de la escalera. Solo pensar que al final del pasillo tendría a sus amigas sin entender del todo su decisión, mermaba cada vez más sus ganas de avanzar. Se detuvo a mitad de camino y abrió la puerta de la habitación de su hermano con cautela, tenía el sueño ligero y no eran horas para despertarlo. Lo vio dormir profundamente y sonrió, acercándose a su lampara y apagarla. Notó su tableta con la pantalla encendida, tomó uno de los cojines del sofá de una plaza junto al umbral y se lo lanzó a la cara. El chico no pudo seguir sosteniendo su pantomima debido al ataque de risa que se apoderó de él.
—¿Qué haces despierto todavía? Sabes que si papá te descubre desvelándote con esos videos te va a castigar — reprendió tomando la tableta y mostrándole que se quedaría con ella con una sonrisa malévola.
—Papá lo sabe. De todas maneras, estamos de vacaciones, Zay. No seas mala, dámela. —Él sabía muy bien cómo manipularla emocionalmente con esa expresión de cachorro abandonado—. Y es tu culpa por venir tan tarde. Vi que Gustavo publicó en sus redes una foto contigo. Si tu padre la ve... —le advirtió en tono amenazante.
—Pequeño mocoso, es mejor que vayas a dormir. Sabes a lo que me refiero —Le mostró el aparato. No quería pensar en Gustavo más de lo necesario—. No sé cómo te gusta perder el tiempo viendo a otros jugar. ¿Este no es el video sobre el juego que te regalé hace unos días? ¡Juégalo tú y aprende de tus propios errores! Ese chico parece mayor. Tendré que revisar lo que ves.
—Se aprenden atajos y técnicas —dijo en tono condescendiente que la hizo sonreír como si él fuese el hermano mayor—. No sabes de lo que hablas. Él es un experto, lo siguen muchas personas de todo el mundo y gana dinero con ello.
—Me alegro, Damián y mientras él se hace rico, tú pareces mapache con esas ojeras. Ve a dormir, ahora.
—Zay...
—¿Qué? —Estaba a punto de cerrar la puerta.
—Papá está extraño.
—Tiene planes para nosotros este verano —dijo con un poco de pena.
Su hermano planeaba ir a una convención de jugadores en estas vacaciones junto a sus amigos, él en persona fue a casa de cada uno y pidió permiso a sus padres y poder ir todos juntos. Gracias a las notas que tenía en la escuela, le permitieron el capricho y lo consideraban tan buena influencia para el resto de los chicos que accedieron a ojos cerrados. Alessandro, su padre, estaba horrorizado con la responsabilidad de cuidar a seis adolescentes durante todo un mes, entre ellos a dos chicas, que, aunque estaban más obsesionados con los videojuegos que con el sexo opuesto no dejaban de ser un reto para él. Así que, visto desde su perspectiva, sentiría un gran alivio sabiendo que ya no tendría que hacerlo.
Damián asintió sin voltear a verla y no lo presionaría. Ya se imaginaba que él lo habría averiguado. No existía ningún secreto en esa casa que él no descubriera pronto. No deseaba pensar demasiado en eso, pero la primera escena que le vino a la cabeza fue cuando se dio cuenta que ella perdió su virginidad al escuchar su conversación con el chico por teléfono. Tembló, pensando que la chantajearía por el resto de su vida por aquella información. Sin embargo, lo soltó sin más en una cena al excusarse por no acompañarlos a hacer las compras del mes porque se sentía mal. Él solo le dijo que, si quería, podría traerle de la tienda una prueba de embarazo por si temía estarlo. Su padre estuvo a punto de tener un infarto, él ni siquiera se había atrevido a darle la charla sobre sexualidad y ella quiso morirse, claro, después de matar a su pequeño hermano entrometido. Así era Damián y aprendió a quererlo con esa carencia de filtro que era parte de él. Martha lo adoraba por ello.
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Bajo tu Cielo [#1 Bilogía Al Natural]
Roman pour AdolescentsZaira Ferraro y Alex Silva pertenecen a mundos diametralmente opuestos y deben aprender a convivir, lo quieran o no. Para ella, estar en un rancho equino alejado de la civilización, es lo peor que le puede suceder en sus vacaciones de verano. En cam...