Capítulo 3

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Desearía decir que desperté como nueva, en su lugar, tenía resaca y tristeza acumulada en el pecho, sin contar el dolor de espalda que produce dormir una noche en el suelo del baño. No iría a la universidad ese día, realmente prefería estar sola en casa, a pesar de que aquello significara estar sola y triste.
 
   ¿Sabes cuál es el mejor remedio para la resaca? Seguir bebiendo. Ese día simplemente tomé mis lentes de sol, me puse una sudadera gris y fui a la tienda de la esquina a por un par de vinos y una bolsa de papas, así pasé el día, como esos hombres alcohólicos cuando pierden el trabajo; sentada frente al televisor, con la mano en una botella y la otra repartiendo su tiempo entre la comida y el control remoto. Por momentos lograba olvidar todo lo que acontecia, o por el contrario solo podía reafirmar esas memorias y odiarme, la tarde iba avanzando pero mi cerebro no lograba percibirlo, hasta que una llamada rompió mi burbuja.

   El teléfono no paraba de sonar, y a pesar de preferir ignorarlo me dispuse a responder la llamada.

  — Hola, mamá.

  — Abigail, te llamé todo el día ¿Por qué no me respondes? Me tenías precupada.

— Perdón, es que estaba en la ducha.—Mentí.

— Ay hija —supiró— esta bien. ¿Cómo estás?

— Bien.—Dije en seco.

— Hija luego de lo que ocurrió...— Interrumpi.

— Mamá, estoy bien. Gracias. Ahora estoy ocupada luego te llamo—  Dije e inmediatamente colgué la llamada. No me sentía bien pero no quería que se preocupase, si bien siempre le contaba todo, esta vez era distinto, era mi culpa y no merecía que nadie se preocupase por mí.

   Pasaron días, días en los que repetí casi por inercia la misma rutina, beber, comer cualquier porquería, llorar y dormir. Estaba devastada, habría faltado a muchas de mis clases y dejado de hablar con muchas personas, si quiera me atreví a hablar con mi família puesto que era muy vergonzoso que me viesen en ese estado y eso no fue buena idea, cada vez me sentía más sola, por suerte aún tenía amigos con los que sí podía hablar, como Verónica.

   Verónica se sentía tan desdichada como yo, o quizá mucho peor , en ocasiones se quedaba en casa y a pesar de que no eramos capaces de dirigirnos la palabra lograbamos, de cierto modo, acompañarnos. Ella también dejó de ir a cursar, me dijo que los problemas en su casa persistían, ya se sentía culpable por lo que pasó pero sus padres la hacían sentir como si fuese una escoria, de todos modos no nos sorprendía, siempre existe un precio que hay que pagar por tomar malas decisiones, el nuestro fue perder una amiga y la presión de la família de Miranda y de las nuestras. ¿No te parece fuerte? Es decir ¿No te parece loco que, a pesar de que nuestras familias dan o darían lo que fuese porque seamos buenas personas y les llenemos el pecho de orgullo, nosotros seamos capaces de destruir eso en segundos? ¿Qué tan frustrados estan nuestros padres? ¿Algún día seremos como a ellos les gustaría? Desearía creer que sí, que algún día ellos me mirarán a los ojos con tanto orgullo y amor, que el resto del mundo envidiaria la dicha de ser mi família, pero eso no pasará, porque no soy buena en nada, simplemente soy una inútil que jamás logró nada bueno en su vida y aún que lo intentase no sería capaz de plasmar ni una leve sonrisa en el rostro de sus familiares.

  En ocasiones preferiría estar muerta, siento innecesaria la vida idealizada donde el ser humano vive hasta viejo, podría morir y nada cambiaria, es más, me evitaría tanto dolor y miles de frustraciones. Sé que probablemente suene horrible pero por momentos deseaba ser yo quien hubiese estado recostada en ese ataúd, siendo velada y despedida por todos por un hasta siempre, estar tres metros bajo tierra por momentos suena mil veces mas tentador que continuar con una vida llena de incertidumbres y desgracias. Lo gracioso es que soy yo quién siempre se las ingenio para obstaculizar su felicidad con aquellas incertidumbres y miedos, fui yo quien casi sin querer me arrastró hasta la cornisa, quien se obligó a sí misma contemplar una caida abismal.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora