Desde la cama miré a mi alrededor en busca de algo que pudiese indicarme dónde estaba, las sabanas eran azules, había botellas en el suelo, en la pared permanecían un par de posters a punto de caerse, las paredes eran blancas y sobre una silla estaba mi ropa, automáticamente salte de la cama y ahí me di cuenta que llevaba puesta una camiseta de hombre.
Maldita sea ¿Qué hiciste? Estúpida. Pensé.
Rápidamente me dirigí hacia mis cosas y busqué mi celular, pero no estaba allí, me armé de valor y decidí salir de aquella habitación. Afuera había un pequeño pasillo por el cuál comencé a caminar, llegué a la cocina, dónde, de espaldas había un chico desayunando, sentí a mi corazón latir con rapidez y un escalofrío recorrió mi espalda.
— ¿Jonathan? — Musité. El volteo a verme y sonrió.
— Buen día. ¿Desayunas?
Yo estaba impactada, no lo podía creer ¿Me había acostado con el? Pronto una voz conocida irrumpió mis pensamientos.
— Hola, gente.— dijo Zoe acercándose a nosotros. Me sentí aliviada de verla allí y no pude evitar suspirar.
— ¿Alguien podría explicarme que pasó?— dije observando mi alrededor. Jonathan y Zoe se lanzaron una mirasa cómplice y rieron.
— Dos jovencitas estuvieron bebiendo y consumiendo como si no hubiese mañana. — Jonathan se detuvo a darle un sorbo a su café.— Para el final de la noche ninguna se mantenía en pie, quise llevarte a tu casa pero no podías decirme tu dirección.
— Gran noche. — Comentó Zoe mientras se adentraba a la cocina en busca de un encendedor.
— ¡Dios santo!— exclame frotanto mi rostro. — No puedo recordar nada.
— ¿Nada?— preguntó Jonathan, parecía una pregunta normal, pero el tono de su voz logró estremecerme. Dirigí mi mirada a Zoe intentando, en bano, encontrar en ella una respuesta.
Prendió un cigarrillo de marihuana — Relajate. — extendió el cigarro hacia mi dirección, lo tomé sin pensarlo mucho.
Esa mañana aprendí dos cosas, primero que Zoe y Jonathan son hermanos y luego que debería cuidarme más, en una noche pudo haber pasado cualquier cosa y lo peor es que nisiquiera podría llegar a recordarlo.
Luego de fumar, llegó el bajón, arrasamos con lo que había en la heladera, recuerdo haber hecho mezclas de lo más asquerosas, pero que en su momento sabían a gloria. Luego fue hora de volver a casa, Zoe me llevó en el auto de su hermano
Al llegar puse a cargar mi celular, el cual al prender comenzó a vibrar tras las llegada varias notificaciones, entre ellas llamadas perdidas de Martín y de Verónica. Llamé primero a mi amiga, quizas ya no estaba enojada conmigo, y si era así no podía dejarlo pasar, podría ser el momento de volver a estar unidas.
—¿Hola?— dijo una voz cansada detras del teléfono.
— ¡Vero! — Exclame. Me alegraba oir su voz de nuevo.— ¿Me llamaste?
— Sí, es que tu me llamaste.
— ¿De verdad?
—Sí. Estabas muy borracha.— Dijo fríamente.
— Lo siento. — dije y mordi mi labio, otra vez lo había arruinado.
— Hace tiempo no te oia decir tantas babosadas. — Rió.— ¿Cuando vendras a verme?
Esas palabras producieron en mí un alivio inevitable, al fín volveríamos a ser amigas. Quedamos en que ella vendría esa noche, sería una clásica noche de chicas, de esas que no hacíamos desde lo que ocurrió.
Llamé también a Martín, al contestar el teléfono suspiró y dijo— ¡Estas viva!—. Comentó mi estado de ebriedad preocupante, un par de incoherencias que dije al llamarlo y finalmente terminó con la promesa de salir juntos alguna tarde. A pesar de la locura del día anterior, todo parecía estar tranquilo, inclusive podría jurar no haber estado triste en ningún momento.
Ya había dejado de sentirme sola, comencé a sentirme viva, y eso era suficiente.
Durante lo que quedaba de la tarde esperé a mí amiga, mientras tanto mí cabeza se enrredaba entre pensamientos "¿Será como antes?" y hasta había llegado a cuestionar si realmente no me quedaba grande el título de mejor amiga, después de todo le fallé como una desgraciada, nunca pude cumplir ni una sola de mis promesas.
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Abismo
Fiksi RemajaAbismo relata la historia de Abigail una joven de 20 años quien luego de un evento trágico, debe enfrentarse a sus peores miedos para salir adelante. Para olvidar lo ocurrido se adentrara en un mundo de adicciones y excesos ¿Será ese el camino a su...