6. La magia o el temor de un nuevo comienzo

55 4 19
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me revuelvo entre las sábanas intentando evitar el cosquilleo en mi nariz, pero la sensación vuelve un minuto más tarde, interrumpiendo mi sueño. Aun así, no quiero abrir los ojos; estoy demasiado cansada. Espero que el hormigueo desaparezca, pero este desciende a mi mejilla como un colibrí que va trepando por mi piel. Por mucho que intente detenerlo o resistirme, al final, acabo abriendo los ojos con pesadez. Me vuelvo hacia la ventana; fuera todavía está oscuro.

—Despierta, nena.

Mi cerebro, todavía dormido, tarda en procesar la voz que surge a mi lado de entre la oscuridad y sus palabras. Cuando me giro y mis ojos se acostumbran a la falta de luz, consigo distinguir el perfil de Hadrien, mirándome. Tiene el pelo revuelto y solo va vestido de cintura para abajo.

—¿Hadri? ¿Qué pasa? —Tengo la boca seca y mi voz sale sin fuerza. Ni siquiera soy capaz de mantener los ojos abiertos.

—Vamos, levántate.

En su voz no detecto urgencia, así que el motel no debe estar prendiéndose fuego, pero sí necesidad. Estiro el brazo hacia la mesita de noche y miro la hora en el móvil. ¡Son las cinco de la mañana! Calculo con la máxima rapidez que puedo el tiempo que he dormido y no creo que llegue ni a dos horas. Solo hace media que me he acostado desde que me he despertado a las dos de la mañana y me he inclinado sobre el bloc de dibujo en el escritorio de madera mientras Hadrien dormía.

Reconozco que, durante un minuto, me he quedado observándole. Primero, porque quería asegurarme de que no le había despertado y me había descubierto. Segundo, porque con el pelo negro cayendo sobre sus ojos cerrados y con las facciones de su cara relajadas, dormido y sereno como estaba, Hadrien casi parecía feliz. Y me sorprendí a mí misma deseando contemplar esa expresión todos los días, lejos de la severidad que es habitual en su mirada.

Vuelvo a acomodarme en el colchón dándole la espalda a mis pensamientos y a él y cierro los ojos.

—Déjame en paz —gruño.

El cosquilleo en mi rostro vuelve a aparecer y descubro que se trata de Hadrien, acariciándome la nariz y aumentando mis ganas de asesinarle. Cojo una de las almohadas e intento estampársela en la cara, pero esta acaba cayendo al suelo lejos de mi objetivo.

—¿Se puede saber qué demonios quieres?

—Que muevas tu culo fuera de la cama, vamos —insiste.

—Lo que tú digas —murmuro.

Oigo el colchón rechinar en el momento en que Hadrien se levanta. Creo que va a dejarme dormir tranquila cuando siento su mano envolver mi tobillo. Antes de que me dé tiempo a reaccionar, me estira del pie y al siguiente segundo me encuentro tendida boca abajo contra el suelo. Por suerte, la moqueta, si bien está dura, me ayuda a amortiguar el golpe.

—¡Te voy a matar, estúpido! —grito.

Se acerca hasta el interruptor de la luz y la enciende, iluminando la triste habitación del motel que se ha convertido en nuestro lugar los últimos días. Cierro los ojos de golpe ante tanta luminosidad repentina y escondo la cara pegada al suelo.

Stupid Summer (STUPID BOY 0.5) [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora