Belive

Prólogo

A estas alturas, pienso que después de todo somos afortunados de estar en donde estamos. La luna, no es exactamente el mejor lugar para vivir pero en todo caso, es mejor que la Tierra ... O bueno, al menos eso nos han dicho nuestros líderes - los más sabios de la luna - Hace años un virus invadió la Tierra, lo que causó que las pocas personas que aún no se habían infectado - nuestros líderes - dejarán el planeta y vinieran al satélite más cercano, o sea, aquí y usando tecnología de Bio-Domos experimental traída de la Tierra, fundaron Belive, nuestra ciudad. Con el tiempo, la ciudad fue evolucionando y los líderes fundaron distintas reglas para mantener el orden, el día de hoy, ochenta años más tarde las reglas de nuestros fundadores y líderes se siguen aplicando, no son muchas pero son muy estrictas y quien se atreve a desobedecerlas recibe un castigo muy severo, que va desde hacer servicio comunitario a las afueras de la ciudad hasta el exilio permanente a la Tierra.
Al fundar las reglas, los líderes tomaron en cuenta los motivos por los cuales creían que se había formado el virus, para que no se repitiera el mismo error y crear una sociedad perfecta, pacífica y armónica. Ellos creían que con una sociedad sin secretos no podía existir el caos, así que no tenemos permitido mentir, creían que con una educación avanzada nada podría salir mal, así que desde que nacemos nos introducen todos los conocimientos necesarios para el resto de nuestra vida, además, no tenemos permitido salir por la noche, la mayoría de la gente no sabe por qué, pero toda la ciudad está sometida bajo un toque de queda, las personas que habitan en los límites de la ciudad dicen que algunos de los habitantes de Belive salen a explorar la Tierra, claro que nadie los ha visto jamás por lo que esto es considerado sólo un rumor, además, fuera de los exiliados nadie sale de la ciudad, mucho menos a la Tierra. Nuestra última regla nos prohíbe amar, debido a que los líderes piensan que, en la Tierra, el amor únicamente hacia a las personas equivocarse, pensaban que sólo era un juego que siempre acababa mal y yo me lo creía; al igual que el resto de los habitantes de Belive... Eso era hasta que conocí a Alec Howe.

Ah, por cierto, mi nombre es Catherine Grey, vivo en Belive; la ciudad de la luna y he roto casi todas las reglas... ¿Debería disculparme?