La llegada

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Era un día común, mientras caminaba hacia la plaza únicamente podía ver lo mismo de siempre, las personas comunes, el mismo cielo artificial de siempre, las casas comunes, prácticamente lo mismo, pero al llegar a mi destino hubo un cambio muy drástico de escenario, las personas se agrupaban en un solo lugar, había gritos y confusión así que decidí acercarme a ver cuál era el problema.

La escena era sorprendente, los líderes, al igual que la SAEAR — Seguridad para Asuntos Especiales de Alto Riesgo — estaban dentro del círculo que formaban las personas intentando disiparlas, pero la tensión y los gritos que generaba la multitud era demasiado para acallar. En lugar de eso, cada vez había más personas en él, al parecer dos naves extrañas, sucias y desgastadas estaban aterrizando en la superficie de la plaza, no se parecían a nada que hubiera visto antes y por lo que podía notar el resto de los habitantes tampoco.

Al aterrizar, las naves comenzaron a abrirse haciendo un ruido estremecedor que hizo que se me pusieran los pelos de punta. Cuando el ruido paró y todo se calmó, logré observar algunos agentes de la SAEAR con trajes anti-radiación saliendo de la nave cargando una cápsula roja —contenedores utilizados para transportar cosas peligrosas para la sociedad— no se podía ver bien lo que se encontraba dentro, pero a juzgar por el equipo de los agentes debía ser algo sumamente peligroso, de pronto la voz de la Líder Suprema interrumpió mis pensamientos.

— Gente de Belive — Exclamó a través del alto parlante de la plaza — Les aseguro que están a salvo y que no tienen nada que temer sólo que ahora debido a asuntos... especiales, se tomarán algunas medidas para asegurar su bienestar, de las cuales serán notificados en el transcurso del día, por el momento vuelvan a sus hogares lo más pronto posible.

La mayoría de los presentes comenzaron a atender a la indicación de la Líder y comenzaron a irse, algunos rápidamente otros lento, pero yo no, quería ver si la Líder Suprema o algún otro de los líderes decía algo sobre lo que había en la cápsula o sobre las nuevas medidas de seguridad pero no dijo nada solo se limitó a dar órdenes a los agentes que la acompañaban en la plaza hasta que llegó un transportador de la SAEAR donde subieron la cápsula y lentamente se fueron retirando, fue entonces cuando supe que era momento de irme, pues además de algunos agentes de la SAEAR, los líderes y yo ya no quedaba nadie, pero entonces escuché como a lo lejos una voz decía mi nombre, al principio pensé que lo había imaginado pero después lo escuché nuevamente, fuerte y claro.

— ¡Catherine...! ¡Catherine Grey! — Al escuchar aquellas palabras ya no me quedaba duda de que era a mí a quien llamaba, y al darme la vuelta me topé cara a cara con El gran líder, es decir, el segundo al mando después de La líder suprema.

— Disculpe — Exclamé seguramente entre tartamudeos — Yo ya me iba, es solo que...

— No es necesario que se retire señorita Grey, de hecho, su presencia es requerida por el resto de los líderes y por mí.

Aquellas palabras me dejaron boquiabierta, aquello simplemente no podía ser, no podía dejar de pensar que era una prueba, debía serlo ¿No?

— ¿M-mi presencia? Pero señor...

— ¿Acaso no he sido claro señorita Grey?

— Si señor... pero...

— ¿Pero? Sin excusas señorita Grey, el resto de los líderes y yo la esperamos a primera hora mañana en el cuartel general ¿Entendido?

— P-por supuesto, Señor.

—Muy bien, ahora puedes retirarte — ordenó El gran líder y esta vez atendí a la primera.

— Ah y señorita Grey — Exclamó cuando estaba unos cuantos pasos de distancia

—¿Sí?

— Que nadie la siga, o se entere de en dónde estará

— Como ordene — Respondí y seguí caminando, al alejarme un poco más creí escucharle decir "No podemos dejar que se creen más rumores" aunque lo dijo tan bajo y para sí mismo que no supe decir si realmente lo hizo o fue solo mi imaginación.

BeliveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora