secretos

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Narra Alec

Esperé unos segundos a que mi niñera me respondiera, pero parecía... distraída, al principio casi pude escuchar cómo me decía que me callara, pero después a su expresión de enojo la reemplazó una de miedo y preocupación. Comenzó a mirar a todos lados, miraba hacia mí, y después hacia los lados, parecía estar buscando una manera de huir, pero... ¿De qué huía? A menos que intentara hacer que yo no causara otra escena con otro de sus amigos, no le veía explicación alguna

— Maldición — exclamó ella mirándome

— ¿Que sucede? — pregunté indiferente, pero ella no me prestó atención alguna.

— Carajo — dijo volviendo a mirarme a mí y hacia los lados

— ¿Señorita reglas? ¿Todo bien? — pregunté un poco más preocupado —¿Qué sucede?

— ¡Cierra la boca, Alec!—  dijo cortante  y volvió a mirar en mi dirección, sólo que ésta vez se quedó mirando hacia el mismo punto,  fue cuando caí en cuenta de que ella no me estaba mirando a mí, miraba algo que estaba detrás, algo que la intimidaba y si lo que fuera que estuviese mirando tenía esa capacidad entonces no veía motivo alguno para hacerme el valiente, así que me di la vuelta, pero lo único que vi no parecía amenazante en absoluto...Era sólo un hombre de no muy alta estatura y de unos cuarenta años a mi parecer, se veía descuidado y demasiado cansado como para ser uno de los ancianos que regían la ciudad, pero entonces... ¿quién era? Y lo que más me intrigaba ¿Por qué mi niñera le temía? Quien quiera que fuese tenía que hablar con él porque si ella le temía significaba que no era su amigo y el enemigo de mi enemigo tendría que ser mi amigo ¿Cierto?

— Ven aquí — Ordenó tomándome de la mano y tirando de mí

— ¡Ey! — dije molesto — ¿A dónde vamos? ¿Se puede saber quién ese? — ella no respondió, solo se limitó a tirar de mí e intentar confundirse entre la multitud, aunque no lo hacía nada bien y para ser honestos yo no la ayudaba mucho, mientras ella se esforzaba por sacarme de ahí yo me esforzaba por tironearme y gritarle

— Escucha — dijo deteniéndose en seco — Necesito que cooperes sólo esta vez ¿sí?

— Yo necesito que me expliques

— Lo haré — Gritó desesperada

— ¿Qué?

— Te lo explicaré todo, te diré todo lo que quieras saber, pero necesito que cooperes y me ayudes a esconderme de él — dijo señalando al hombre, ¿Cuál sería el maldito problema con él? Cualquiera que fuese pensaba descubrirlo pronto, aunque eso significara renunciar a mi plan inicial, ella me había dicho que me contaría todo y aunque no confiara en ella era mejor que arriesgarme completamente con aquel hombre y si ella me estaba engañando siempre podía romper también mi parte del trato.

— Bien — bufé finalmente y dejé que me llevara a un pequeño y estrecho callejón, donde esperamos en silencio a que el hombre pasara de largo y no nos descubriera.

— Ahora sí, explícate — Exclamé cuando el hombre se fue — ¿Quién era ese? 

— Era mi padre — susurró sin mirarme directamente y dejándome completamente pasmado

— ¿Tu...? ¡¿Qué?! — ella se limitó a asentir lentamente — ¡Mentirosa! si fuera tu padre no habría razón para esconderse.

— Por supuesto que la hay, escucha te lo contaré todo como prometí ¿sí? Pero tú debes prometerme que si te lo cuento, no irás a decírselo a la líder suprema, si lo haces me meterás en problemas

«Uy, niñera en problemas, que interesante idea»

— Bien, no diré nada 

 «¡Ja! mentira, cuéntame, Catherine, dime tu sucio secretito»

— Bien — exclamó y suspiró antes de continuar — Como ya te dije él era mi padre, pero la razón por la que nos escondimos fue... 

«¿Si...?»

— Fue...

«Ajam...»

—Es que... Yo...

— ¡Ve al grano quieres!

— ¿Que? — preguntó confundida

— ¡Habla! Dijiste que me contarías, ¡Dilo de una vez y deja de darle vueltas!

— Bien — dijo haciendo caso omiso a mi broma - Nos escondimos por que la líder suprema me... bueno ella...

«Esta es más lenta que...»

— La líder suprema y el gran líder fueron a mi casa ayer y le dijeron a mis padres que iba a trabajar en el cuartel general.

«Bueno, eso no lo vi venir»

— Genial ¿Entonces tus padres ya saben que pasas tu día torturándome?

— Ah... Primero que nada... yo no hago eso y segundo ... no ... Ellos creen que  entreno para ser líder

— ¿Cómo la vieja amargada? ¿Por qué creerían eso? 

— Porque fue lo que los líderes dijeron

— Pero no es cierto ¿O si?

— No... del todo

— Entonces rompieron sus "estrictas reglas"

— No, claro que no

— Claro que sí, mintieron — aseguré

— No, eso no es mentir... sólo ocultaron parcialmente la verdad...

— Escucha señorita reglas, se que eres nueva en esto de las mentiras, pero "ocultar parcialmente la verdad" o cambiar los hechos por otros que no sucedieron se conoce como mentir y rompe una de tus preciadas reglas— cuando terminé de hablar, ella, por primera vez se quedó callada, se limitó a mirarme y después bajar la mirada

— No es posible — dijo finalmente como si la mitad de su mundo se hubiera venido abajo, pero naturalmente se recompuso en un instante — ¿Sabes qué? ... ellos tenían una razón para hacerlo... no pueden dejar que todos se enteren... Sí fue eso — Señaló muy convencida de esas palabras que para mí no tenían sentido

— Escucha, señorita reglas, el fin jamás justifica los medios y si mintieron esta vez ¿Que te hace creer que no lo han hecho otras y por motivos más egoístas? ¿Qué te hace pensar que no vives en una utopía de mentiras? Tus líderes no tienen principios y jamás los tendrán, deja de engañarte con eso



BeliveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora