Capítulo 6.

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- ¡DESPIERTA! - Gritarón en mi oído. Me sobresalté, demasiado. En cuanto vi a Matt riendo como una foca retrasada. Le lancé el despertador de angry birds - el del colacao.- a la cabeza. - ¿QUÉ HACES LOCA? - Sonreí.

-Te jodes ¿Para que me has despertado? - Me incorporé en la cama frotando mis ojos.

- Tenemos que prepararle la habitación a Valentina y Maya está de viaje, tú eres lo más parecido a una chica que hay en la casa. - Le tiré un tarro de nutella que había en la mesita.  - GILIPOLLAS, QUE CASI ME DESTROZAS LA NARIZ.

- Vete. - Dije.

- ¿Para?

- Me tengo que cambiar, ¿o quieres verme desnuda?

- No me importaría.. - Murmuró.

- Cerdo de mierda. Sal. - Obligué.

- Alguien se levantó  con el pie izquierdo. - Cogió una lampara que había en el escritorio en forma de flecha. - Y no señalo a nadie. - Me señaló con la lampara. Se hecho a reír el solo y se fue dejando paz en mi habitación.

Me puse un peto vaquero ancho de mi abuelo y una camisa también de mi abuelo que utilizabamos para pintar, recogí mi pelo en un moño y bajé a desayunar.

- ¿Qué pinturas habéis comprado? - Pregunté sacando un gofre de la nevera.

- Blanca, rosa, fucsia, azul, lila y negra. - Dijo Dylan.

- Okios. - Dije mordiendo mi gofre con chocolate. - ¿Voy a pintar yo sola la habitación? - Pregunté con la boca llena.

- Ahora viene Kiam, que es la más femenina. - Me empecé a reír, hasta que me atraganté con el gofre y Dylan, el único en la cocina empezó a darme golpes pero no reaccionaba, me oprimió el pecho, nada, empezó a gritar ayuda y lo próximo que supe fue que a la cocina entrarón Dani y Max alarmados.

Abrí mis ojos y tenía una potente luz apuntándome a estos. - ¿Cómo te llamas? - Preguntó quien supongo que era el médico.

- Juanita Paquita de La Rosa Ramirez Monto ya y no hay una lata de CocaCola con mi nombre ¿¡TE LO PUEDES CREER?! - Grité dramatizando. - Nah, es broma, Brave Hope, encantanda. - Dije dándole dos besos al médico.

- ¿Te encuentras bien? - Preguntó mirándome.

- Sepe. - Dije.

- Esta bien, ya te puedes ir, están tus hermanos fuera. - Apuntó la puerta.

- Gracias doc. - Le di un beso en la mejilla y salí de la sala de observación. Allí estaban Dylan, Drake, Max y Dani. Dani le dio un golpe a Dylan y le dijo:

- Ves, como eso le queda bien. - Me miró de arriba a abajo y sonrió. Me miré yo y vi que tenía unos shorts que enseñaban los cachetes de mi culo y una sudadera de CocaCola de color rojo, sin zapatos ¿Como no había notado que ya no llevaba la ropa de antes?

- ¿QUIEN ME HA CAMBIADO? - Grité.

- Yo... - Susurró Dani - Pero la ropa interior era la que llevabas. - Informó.

- Pero, vamos a ver ¿eres tonto? - Después de una larga discusión fuimos caminando a casa. Aun no era medio día pero ya tenía hambre ya que apenas había comido gofre, pues me había ahogado con el. Los chicos en la calle me miraban como nunca lo habían echo, Dani en respuesta me agarraba por los hombros y me apretujaba en su pecho mientras los fulminaba con la mirada. Dylan, Drake y Max se fueron al McDonals ha comprar la comida. Dos tíos pasaron a nuestro lado me miraron de arriba abajo y luego miraron a Dani.

- Joder tío, cuanto tiempo. - Hicieron el típico saludo de tíos.

- Madre mía Trent, ¿qué a sido de tí? - Dijo Dani.

- Pues he vuelto para ver a mis abuelos. Unos dos o tres meses como mucho ¿Y quien es esta preciosidad? - Me miró, a Dani le cambió la cara. Me agarró por los hombros.

- Mi hermana. - Dijo seco. - No se toca. - Advirtió.

- Madre mía, no os parecéis en nada. Se nota que ella ha sacado los buenos genes. - Me guiñó un ojo.

- Tengo novio, gilipollas. - Le dije furiosa.

- Me gustaría conocer al afortunado. - Dijo con sorna.

- Pues debe de estar en mi casa, cuando quieras te lo presento. - Dije furiosa caminando delante, unas dos calles más hasta llegar a mi casa, ellos se habían quedado detrás. Rápidamente corrí a la que iba a ser la habitación de Val, dónde me encontré a un Kiam sin camiseta completamente sudoroso y con manchas de pintura. Me mordí el labio, madre mía como estaba. Lo llamé.

- Necesito que me sigas el rollo. - Le dije mientras me quitaba la ropa delante suya para ponerme la camisa de pintar, se le iban los ojos, cosa que me causaba gracia.

- ¿Quieres follar? - Levantó una ceja.

- No, anormal tu solo sigueme el rollo.- Terminé de ponerme la camisa. - Manchame de pintura.- Me manchó  'cómo por casualidad.' Al ver que no llegaban pinté con Kiam, a la media hora sonó el timbre. Bajé feliz, este chico me divertía mucho. Llevaba el pelo medio suelto, debido a las tonterías que hacíamos en el cuarto. Abrí la puerta y me encontré a Dani y al tal Trent.

- Buenas. - Hice el saludo militar.

- Traemos comida. - Dijo Dani levantando una bolsa del McDonals. Me lancé a por ella y fui a la cocina, estos me seguían. Me asomé por la puerta de la cocina.

- ¡KIAM HAMBURGUESAS! - Grité a todo pulmón, Kiam, cómo un loco bajó las escaleras. Me levantó y me puso a caballito mientras reía. Me dio una hamburguesa y el cogió otra. Los dos empezamos a comer, yo encima suya, olvidando que Dani y Trent estaban allí.

- ¿Es tu novio? - Preguntó Trent. Asentí. - Enhorabuena chaval. - Le dijo a Kiam.

- ¿Por?

- Por quien tienes a tu lado, muchos pagarían por estar con ella. - Cuando dijo esto Kiam me bajó y se fue de la cocina, yo lo seguí. Toque la puerta de la habitación de invitados -la cual se había agenciado.-

- Kiam.. - De un movimiento, me cogió y me tiró en la cama, con brusquedad, la verdad me dio miedo.

- Tu y yo no somos nada ¿de acuerdo? que te quede claro.

- PUES CLARO QUE NO SOY NADA TUYO ¿POR QUÉ QUERRIA ESTAR CON UN GILIPOLLAS? - Le grité. Se echó encima mía, haciéndome daño.

- Callate la puta boca, si te gusto nena, es tu puto problema. No me metas en tus paranoias de loca buscando a alguien que la aguante. - Ante estas palabras una lágrima se deslizó por mi mejilla.

- Que te quede claro que no me gustas, ni me gustaras nunca, eres un hijo de puta. - Dije intentando que mi voz saliera dura.

- Si claro. - Rodó los ojos.

- Quítate de encima. - Dije.

- ¿Se pone nerviosa la niñita? - Se acercó a mi.

- No me pones nerviosa, tan solo que no te aguanto.

- No decías eso cuándo te cambiabas de ropa delante mia. - Dijo desabrochando mi camisa.

- Dejame . - Dije removiendome. - No me toques.

- Si te gusta. - Siguió desabrochando y llegó entre mis pechos. Se mordió el labio.

- Dejame por favor. - Empecé a llorar. Me soltó. Me abroché la camisa. Y salí de ahí lo mas rápido posible, cuando su mano cogió mi muñeca.

- Lo has demostrado. - Arquee una ceja. - No ser como las demás. - Se acercó a mi oído y me susurró. - Espero que no hayas creído nada de lo que te he dicho antes. - Besó mi cuello y subió a mi barbilla seguido de la comisura de mis labios. - No somos nada... - Besó mis labios lentamente. - Aun... - Dijo sonriendo entre el beso.

Invencible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora