D I E Z

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Domingo

Freddie alzo su vaso de leche y lo hizo sonar con su cuchara tres veces.

—Chicos, les tengo una mala noticia—cuando vio que capturó la atención de todos, prosiguió—Hoy en la tarde nos vamos...

—¡Buuuuuu!— soltó Roger.

—¿No nos podemos quedar un día más?—preguntó tiernamente.

—...Peero—siguió Freddie haciendo caso omiso a los menores—, antes de que eso suceda, ¡Vamos hacer algo memorable!

—¿Qué?—preguntó Brian.

—Bueno, eso no le sé, cariño, pero algo que se quede aquí—señalo su cabeza— y aquí— señaló su corazón.

—Podríamos hacer un pastel o algo—sugirió John.

—No.—dijo muy rápido Bri—No con Roger.

—Vamos, ¿que es lo peor que puede pasar?

—ABOLLASTE UN SARTÉN.

—Bueno, otra cosa— en defensa de Roger, fue un accidente—. Mmmh...

—Podríamos subir la colina y ver el atardecer—habló Brian.

—¿Hasta arriba?— se quejó Roger.

—Si no, no lo veríamos.

—¡Yo si quiero!— Deaky alzó la mano.

—Yo no—Freddie se cruzó de brazos.

—¿Por qué no?

—Porque nadie brilla más que yo.

Deaky, ante esta respuesta, se paró, caminó hasta el cantante y le dio un beso en la mejilla.

—¿Por favor?

—Ay está bien, está bien.

—¡Yay!

[...]

Dos horas antes de que el sol se pusiera, los chicos armaron mochilas para llevar lo necesario para desfrutar del atardecer. La mochila de Brian era la que menos cosas llevaba: un termo de agua, una cámara y una manzana para el camino. En cambio, las de los otros estaba equipada para sobrevivir dos semanas perdidos en el bosque.

—Roger—suspiró el mayor—¿por qué llevarías una soga? ¿y de dónde la sacaste?

—De la caja de herramientas—respondió con simpleza—. Y nunca sabes cuando la necesites. ¿Que tal si vamos caminando y hay un barranco y nadie lo ve y uno de nosotros se cae pero se queda agarrado de una roca? Pues le lanzamos la soga y lo rescatamos.

Brian decidió ni empezar esa conversación —¿Listos?

—¡Uy, no! Tengo que mear.—Roger corrió al baño.

—Haz tenido dos horas para- ya déjalo. Ve— se rindió el mayor.

Por segunda vez, todos fueron a la puerta.

—¡No!—los detuvo Freddie ahora— se me olvidó algo. Vuelvo en tres segundos, cariños.

—¡Agh, Fred!

—¡Ya voy, ya voy!—gritó mientras corría.

La tercera es la vencida, dicen. Los pobres que lo dijeron no conocían a Roger.

In only seven days Donde viven las historias. Descúbrelo ahora