Una vida normal no es nada divertida sin un poco de caos. Esta es la historia donde la linea del tiempo es alterada. Dos personas son testigos de lo ocurrido, y solo uno de ellos consigue recuperar la memoria cuando los años han pasado en segundos...
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Podríamos pensar que cuando amamos demasiado a una persona nos es imposible llevar una vida normal que incluso perdemos nuestra personalidad
Dedico este libro para todos aquellos que os identificáis, porque los recuerdos son parte del alma.
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Memorias
1
Hoy es otro día para ser exactos el mismo de hace un año, una sombra prevalece a lo largo de la mañana sábado, un día donde todo permanece en silencio quizás porque es cuando la mayoría de las personas descansan. Cualquiera podría pensar que los sábados son los más alegres y divertidos.
Pero lo cierto es que puede ser tan normal como cualquier otro día o incluso un poco de caos, una historia totalmente diferente. —Palabras que emergían de aquella voz.
El silencio que se hallaba en aquel lugar se desvaneció invadido por el sonido de la lluvia, y por supuesto el olor desprendido a tierra húmeda. En el tercer piso de un edificio abandonado se encontraba un joven con una apariencia cercana a los 20 años, cabello castaño y de ojos marrones. Una singular expresión reflejaba en el tristeza, empuñando su mano en pequeñas hojas a lo que parecía ser un diario.
Marzo, 2019.
El tiempo parece no detenerse incluso si llueve, si hace calor o si hay frio, todo sigue manteniendo su transcurso.
Aquí no pasa el tiempo, y es que he esperado mucho aquí sentado recargando mis manos sobre la delgada línea de cemento que cubre este piso, sí un edificio abandonado, pero la vista que se logra obtener desde aquí lo compensa todo. ¡Respiro, sonrió y aquí mismo deposito mis tristezas!
El viento comenzó a ser presente entre las hojas tornadas de color otoño, desde aquel piso se presenciaba la calle más antigua del pueblo, se podría decir que el tiempo se conservaba ahí antiguo sin modificaciones, pero incluso un pequeño detalle lo altera todo, solo hay que observar bien para darse cuenta que a la vuelta de la esquina están abriendo una tienda nueva de antigüedades. El viento da revueltos entre los árboles y con ello los recuerdos vuelven en pequeños pedazos.
¡He vuelto y eso es inevitable! Te he visto, y he perdido la noción del tiempo —dijo mientras permanecía con los ojos fijos en el árbol de fresno que se encontraba al final de la calle.
Hasta hoy van dos años con quinientos veintitrés días desde que estoy de vuelta. Cada día reconstruido es una tortura ¿Pero sabes que es lo que me mantiene en pie? El hecho de que estas aquí.
¡Sí estas vivo mi amor!
Repetir el día no suele ser tan interesante, soy esclavo del tiempo, así me siento. La vida tiene un destino y los recuerdos consecuencias, pero a pesar de todo lo he logrado, eres tú y estas aquí. ¡Dios hemos pasado tanto tiempo juntos! y a la vez ni un solo día —dijo con los ojos llorosos.
Ayer volvió a ser marzo, pero no cualquier día sino la última vez que él le pudo ver, cuando inventó la gran excusa de recuperar un libro que había prestado,
¿A quién?, a la persona que acababa de traer de vuelta.
Una portada con letras grandes, y un pintoresco personaje oculto en la neblina provenía de aquel libro tan particular, obsequio recibido de su cumpleaños.
¿Recuerdos? Sí los recuerdos son los más inevitables, de ellos aprendemos. —decía en su mente mientras recordaba.
Enero de 2017. Recuerdo este día como ningún otro, yo me encontraba durmiendo, y como siempre acostumbro de un salto me desperté al escuchar el sonido de la alarma.
¡Es tarde! —dije molesto mientras me alistaba para salir. Podría jurar que era un jueves durante la primera semana de enero, el día que te conocí por primera vez. Tu verdadero nombre no lo recuerdo, pero si tu apellido porque lo llevo marcado en mi brazo, Ferri con doble r. Esta es mi historia, nuestra historia.
