Capítulo cuatro: You shouldn't get your hopes up with Justin

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Ambos nos quedamos en silencio observando a Barack.

Por supuesto que supuse que nos pondría una prueba final, definitva para saber quien se quedaba con el cargo, pero jamás creí que seria algo a largo plazo

¡Dos meses!

-Los veo sorprendidos-sonríe él, enseñando una larga fila de dientes blancos y esa expresión de simpatía que lo caracteriza

-Pues si-asiente Justin

-Y...¿cuando nos iríamos?-pregunto temerosa, haciendo que ambos volteen a mirarme

-Bueno, lo antes posible por supuesto-dice él

-¿Cuándo?-insiste Justin

-En dos días-dice, dejandonos sin palabras otra vez-se que ustedes no se llevan muy bien pero confío en que sabrán resolverlo-agrega como si estuviera leyendo nuestras mentes

-Por supuesto-chasquéo mirándo a los dos hombres que me observan-Justin y yo somos profesionales, no mezclamos lo personal con lo laboral-y en cuanto termino de decirlo veo el fantasma de una sonrisa en el rostro de Justin

¿Acaso se siente halagado?

Imbécil

-Eso me parece correcto y justo, no espero menos de ustedes-sonríe de nuevo-bueno, eso es todo, si no les molesta, tengo una reunion con Joe

Sin decir una palabra, y casi mecánicamente, ambos nos ponemos de pie, nos despedimos del señor Presidente, y salimos de la sala de reuniones

Una vez en el ascensor que se dirije al piso de nuestras oficinas, Justin me mira

-Dos meses-murmura

-Si, creo que lo unico que queda es intentar no matarnos

Él suelta una risa entredientes y me mira con las manos en los bolsillos delanteros de su pantalon de vestir

-Supongo que tendremos que llevarnos bien

Suelto una pequeña risa

Oh no cariño, eso no

-No lo veo necesario, es mas, creo que cuanto menos hablemos, mejor será-aseguro, y en ese momento las puertas del ascensor se abren, hago mi camino hasta la oficina de María, escapando de cualquiera que pueda ser la respuesta de Justin

Toco la puerta de madera de pino pulida, y oigo a mi asistente diciendo que pase, ábro la puerta, y sonrío al verla sentada en su sillon, tecleando algo en su laptop

-Oh, señorita Smith, ¿se le ofrece algo?

-Si claro, tienes cinco minutos para dejar tu renuncia sobre mi escritorio, te daré una buena recomendación pero te quiero fuera de la Casa Blanca en una hora, eso es todo-digo y tan rapido como entre, me voy volviendo a mi oficina

Entonces recuerdo que en solo dos días me voy en ese viaje de trabajo tan importante para mi futuro laboral, y trato de terminar con todo lo que tenia pendiente, unos diez minutos después, María pide permiso para entrar a mi oficina

Hasta para renunciar llega jodidamente tarde

Aparece lloriqueando y con el papel de su renuncia en su mano derecha, y justo cuando creo que me hara las cosas faciles, se interna en el sillon frente a mi escritorio, llorando como una magdalena y pidiendome que le explique el por qué de su despido

-¿Estas hablando malditamente enserio?-pregunto ya, sobrepasada de su actitud

Ella me mira asombrada, jamas le he hablado así, ni a ella ni a ninguno de mis empleados

-¿A que se refiere señorita Smith?

-Maldita sea María, apenas esta mañana tuve que reprenderte por andarte besuqueando con...el señor Bieber cuando te necesitaba-me contengo para no decir "El imbécil de Justin" que es como usualmente lo llamo

Ella me mira desde su expresion de niña reprendida, eso me cabrea mas

-Pero no he hecho nada mas, usted lo dijo, me reprendio, pero luego dijo que no iba a despedirme

-¿Omítes lo que pasó luego?-pregunto enarcando una ceja-una de las asistentes personales del señor Obama tuvo que venir personalmente aqui para avisarme que teniamos una junta, ¡y todo porque tu no contestabas el jodido telefono de tu oficina!-termino y soy conciente de que estoy gritando

Ella tiene que darse cuenta de lo cabreada que estoy, yo jamas, ¡jamas! grito

Soy una mujer que conserva la calma ante todo, pero ella ha logrado que pierda los estribos

-Ni si quiera me molesté por eso, es decir, porque no estuvieras en el único maldito lugar que deberias estar, pero eso no fue suficiente, porque cuando llégo a la junta, el señor Bieber se aparece dos minutos tarde, y con su cuello y su camisa manchada de tu lapiz labial ¿te parece poco?-gimo e intento calmarme

Y eso no es suficiente, no, ella se pone a malditamente llorar frente a mi otra vez

Cierro los ojos y conservo la calma, suspiro y apoyo mis codos sobre el escritorio, juntando mis manos

-Y ahora ¿por que lloras?

-Oh lo siento, lo siento tanto-se lamenta y tapa su rostro con sus manos haciendome rodar los ojos-es que él...-jadea dejando la frase en el aire, e intuyo que habla de Justin

-¿Que pasa con él?-pregunto intentando parecer interesada, aunque lo unico que quiero es que se largue para poder buscarme otra asistente con un miligramo más de cerebro

-Él es tan guapo y me dijo todas esas cosas que...-continua jadeando, llorando y poniendo mis nervios de punta-nunca quise fallar en mi trabajo señorita Smith, yo...enserio, creo que me he enamorado de él-gime y continua su llanto dramatico

Apreto mis labios y escondo mi boca detras de mis manos

¡Quiero reir! ¿Como alguien podria deliberadamente enamorarse de Justin? ¿Existe la posibilidad?

De pronto, me encuentro sintiendo lastima por ella

Pobre desgraciada

Justin no es mas que un mujeriego adicto a las rubias y no creo que eso cambie algun día

Suspiro y la observo llorando miserablemente frente a mi

-Lo lamento María, pero no deberías ilusionarte con Justin, él jamas ha tenido una relacion seria en su vida-comento, porque se que es cierto, es parte de la informacion que obtuve al investigarlo

-¿No cree que él pueda enamorarse de mi?-pregunta y me siento su jodida psicologa con aquella conversacion tan fuera de lugar

-No lo se, sinceramente no lo creo, pero eso era algo que tenias que averiguar fuera del horario laboral, María, ahora estas pagando las consecuencias, ya te lo dije, te daré una buena recomendación en tu proximo empleo, ten mi numero-digo extendiendole una de mis tantas tarjetas de presentacion-no lo malgastes, solo una recomendacion

Ella asiente con la cabeza y limpia sus lagrimas

-Gracias, y enserio lo siento-asiento con la cabeza y ella se va, cerrando la puerta y dejandome al fin en paz

Fortune: El poder RobadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora