Tostada

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(A/N: Esto es parte de un AU que tengo donde Manuel es un brujo. Esta basado en los Sims 3 y tengo algunas partes posteadas en Tumblr. Espero que este trozo les guste, aunque no sea tanto asi como un pechi)

Miguel apenas llevaba un mes viviendo con Manuel cuando notó que le hacía falta su perro. En realidad no era su perro, porque había sido su hermano quien lo había adoptado y todo eso. Pero, había vivido tanto tiempo con el animal que se había vuelto algo así como un hijo peludo.

Definitivamente le caía mejor que el gato de Manuel. Además, no estaba seguro si Julio estaba cuidando correctamente de él. Siempre habían tenido problemas por su mala costumbre de dejar la puerta trasera abierta; el perro se había acostumbrado a vagar entre las casas del vecindario, y a veces hasta nadaba en piscinas ajenas. Y, ahora que Julio pasaba prácticamente todo el día con Daniel, dudaba mucho de que Tostada estuviera bien acompañado.

-Ya deja de lloriquear por el perro. Vas a hacer que Cocoa piense que no lo quieres ni un poco.

Miguel miró al gato extremadamente sedoso y malhumorado que descansaba sobre el regazo de su novio. El felino le devolvió la mirada, observándolo con algo que parecía ser una mezcla desdén y asco, antes de ponerse a lamer su pata otra vez.

-A Cocoa ni siquiera le interesa si vivo o si muero, siempre y cuando su plato de comida este lleno.

-Sí, seguro.

Manuel soltó una risa burlona, ganándose una mirada cansada por parte de Miguel. El peruano dejó salir un suspiro melancólico, exagerado, sí, pero no era su culpa estar acostumbrado a los mimos.

Se levantó del sillón, dejando a Manuel, que estaba ocupado rascándole la oreja al gato y demasiado concentrado en el documental de asesinos de turno. El sonido de la televisión hacía eco en la vieja casa, y a Miguel le costó un poco salir por la puerta trasera sin hacer ruido.
Una vez fuera, cruzó el césped, siguiendo el corto camino hacia su antigua casa.

Apenas estaba a mitad del jardín, cuando notó la puerta abierta de nuevo. Entró sin pensarlo mucho, porque estaba demasiado familiarizado con ese escenario y porque no se imaginaba que un ladrón podría haber entrado. Ya dentro, sin embargo, le extrañó encontrar la casa silenciosa.

Se paseó por el primer piso, tomando un croissant de la cocina y llevándolo consigo. Supuso que Tostada estaba durmiendo en alguna parte, si es que no había escapado de nuevo. No paso mucho hasta que los jadeos del perro alcanzaran sus oídos.

Los siguió hasta el pie de la escalera. Se detuvo en seco, sin poder evitar que una sonrisa se esparciera en su rostro al contemplar la pequeña escena. Tostada jadeaba feliz, con la lengua afuera, entre los brazos de Julio, que tenía la cara enterrada en el frondoso pelaje de su mascota.

-Esto es de foto.

Julio abrió un ojo, mirándolo por un par de segundos.

-Que sepas que es mío y no te lo voy a prestar.

Miguel se sentó en el escalón, abrazando el lado disponible del perro y suspirando feliz.

-Me extrañó mucho, ¿no?

-No.... Quizás. Pero no te perdona por irte a vivir con el feo.

Miguel rió. Tostada dejó salir un jadeo largo.

-Oye. Creo que lo estamos asfixiando.

PeChis Sin HogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora