(A/N: En este AU, Miguel es un dealer de drogas y Manuel un estudiante de Literatura con mucha ansiedad/otros problemas. Para nada quiero promover el uso de drogas. Es más que nada un retrato de una situación común en algunas universidades (sobre todo las de arte). Es un incompleto (como varios aca) pero espero que lo disfruten uvu!)
Típico de su primer año de universidad. Típica decisión del Manuel de ese entonces, aburrido de ir y venir, decepcionado de la malla curricular de su carrera y harto de que le dijeran que debía "vivir la vida y ya". Cuando Pedro le ofreció la "muestra" con una sonrisa en el rostro que pretendía camuflar su nerviosismo, pensó que solo lo haría una vez para sacarse al chico de encima. Después de todo, no era la primera vez que se drogaba. Las drogas no son lo tuyo, Manuel, aquí no va a pasar nada, se dijo.
Esa misma tarde, conoció a Miguel.
Estaba bastante aturdido, por lo que cuando Pedro le presentó al peruano apenas pudo distinguir su rostro. Quizás fue por eso que se le grabó más su risa estrepitosa. Una semana después, el pelinegro se le acercó mientras estaba estudiando en la biblioteca.
Le dio una palmada en la espalda que lo tomo por sorpresa. Cuando levantó la mirada, se encontró con una amplia sonrisa y grandes ojos fijos.
-Hola.
El muchacho lo saludó antes de darle un mordisco a la manzana que llevaba en su mano. Manuel frunció el ceño, y lo miró esperando a que diga que se equivocó de persona y se vaya. Cuando no lo hizo, tuvo que hablarle.
-¿Nos conocemos?
Lo miró de pies a cabeza; estaba seguro de que nunca lo había visto por la facultad de Humanidades.
-Manuel, ¿verdad? Pedro nos presentó, ¿ recuerdas?- Su ceño se arrugó más, y el chico pareció haberlo notado porque su sonrisa se torció en una mueca burlona. -¿Estabas tan volado que no te acuerdas de mí?
Rió desvergonzadamente, dándole otra mordida a la fruta que llevaba, sin importarle estar en la biblioteca ó que Manuel tratara de estudiar. Entrecerró los ojos, siguiendo con la vista al chico mientras este se dejaba caer en una silla frente a él.
-Soy Miguel,- explicó el pelinegro apenas su boca estuvo vacía. Miró hacia ambos lados y se inclinó un poco más cerca para susurrarle. -El dealer, ya sabes.
Manuel suspiró, ignorando la sonrisa que le dirigía el tipo. Debió haber supuesto que Pedro le daría su información para que pudiera venderle sus porquerías, como si tuviera dinero de sobra para despilfarrar en drogas. Pedro traidor.
-Mira, no estoy interesado en comprar nada por ahora. Es más, eso de... no es realmente lo mío.
Miguel resopló, echándose hacia atrás en su silla.
-En realidad no me acerqué por eso.
-¿Entonces?
No pretendía ser grosero. Simplemente le parecía extremadamente sospechoso que un tipo que vendía drogas, al que solo había visto una vez en un encuentro muy vago y borroso, apareciera de repente en el edificio donde estudiaba.
-Porque soy una persona amigable y me gusta conversar.
Manuel bufó. Miguel subió una pierna a la silla.
-No deberías estar comiendo en la biblioteca.
Miguel se encogió en hombros, sonriendo de lado. Podía sentir sus ojos pasearse por cada objeto sobre la mesa, y luego fijarse en él nuevamente. Era claro que no estaba ahí solo para conversar. Ese pensamiento hizo que Manuel sintiera escalofríos recorrer su cuello.
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PeChis Sin Hogar
RandomTengo varios PeChis sin terminar y algunos otros que probablemente no son dignos de estar en mi blog principal. Pensé que quizás los podía tirar por acá. A ver si a alguien les gusta o les interesa :,D.