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Había transcurrido un año desde que Patrick y su madre habían llegado a Colombia-Bogotá, todos los ingresos de la empresa eran favorables tanto para ellos, como para los empleados, Patrick había creado un gran vinculo de amistad con varias personas de la compañía, incluso le invitaban a salir, él estaba encantado con el país, poco a poco se iba encariñando de dicho lugar del que tanto su madre le comentaba de pequeño. Su padre aún seguía recibiendo tratamientos, pero aun así no dejaba de estar emocionado por cómo había resultado todo en la cede; Camilo se comunicaba siempre con Patrick, ambos se consideraban hermanos de otra familia, el primer nombrado estaba pasando por un mal momento, es por eso que había decidido viajar para encontrarse con su amigo, pero entre una y otra cosa, no pudo realizarlo, sin embargo entre todas las cosas, había sido un año positivo para todos. Era sábado y Oliver, contador de la compañía, le comento a Patrick sobre un club nocturno, y de la forma en la cual se lo describió, al hombre le encanto, es por eso que decidió comentárselo a su madre para que lo acompañara.

__¿Que tienes pensado hacer hoy? –Patrick la observaba con una sonrisa-

__Por los momentos nada, ¿por qué?, ¿A dónde quieres ir? –Pregunto, quitando sus anteojos-

__Oliver me ha comentado sobre un club, queda cerca de aquí –se sentó a su lado- me dijo que es muy chévere.

Su madre al escuchar esa palabra no pudo evitar reír

__Has estado hablando mucho con Oliver, ¿no es así?

El hombre sonrió y negó divertido.

__Me gustaría ir contigo, hace mucho que no salimos. –Confesó, tomando su mano-

Después de varios minutos tratando de convencer a su madre para que asistiera, está por fin se resignó.

__Esta bien Patrick, iré.

*

__Hija, ¿Qué tal te fue en el servicio comunitario?

__Muy bien, mamá -sonrió al recordar ese día de trabajo- hoy estuvimos jugando con los niños del orfanato. Son unos jovencitos adorables y sobre todo, inteligentes.

Marta sonrió y la abrazo por los hombros

__Me alegra tanto escuchar eso, Susan. -confesó- pero venga, ya he servido la cena.

__Uy, gracias -caminando al comedor- muero de hambre.

Ambas mujeres se dispusieron a cenar entre bromas y recuerdos, al terminar Susan decidió limpiar todo lo que habían utilizado y cuando regreso nuevamente con su madre, está la observaba sonriendo. Ella ya reconocía esa miradita.

__¿qué quieres hacer? -pregunto divertida-

__Salgamos hoy. -propuso- vamos al club que frecuentábamos antes...

__Desde hace más de un año que no vamos a ese lugar

__Por eso lo digo. -sonrió- has estado muy estresada con respecto al trabajo y ni que decir de las clases de ballet -admitió- creo que es momento de divertirte y no hay mejor manera que con tu madre -guiño su ojo-

Ante a esas palabras, Susan sonrió y asintió, dándole un beso en la frente, se dirigió a su habitación para acomodarse, minutos después las dos se encontraban listas para disfrutar de la noche que se le avecinaba, detuvieron un taxi y en cuestión de minutos, ya estaban en el club.

__Esto es lo que odio -confesó Susan mientras esperaba en la fila-

__Todo para disfrutar, cariñito mío -se burló su madre-

Sin embargo Patrick y su madre no tuvieron que esperar; ya que Oliver conocía a los dueños del dicho club, pero de un momento a otro este pide disculpas porque debe acompañar a su novia, dejando a sus jefes solos, pero aun así, Daysi no le dio importancia, el ambiente del lugar era agradable y pensaba disfrutarlo. Los dos se fueron a buscar una mesa, pero todas se encontraban ocupadas a excepción de una mesa en la cual solo estaban dos personas, Patrick decidió quedarse en la barra, pero su madre como toda colombiana, fue hasta la mesa para hacer amistad.

Mi Preciosa BailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora