El Usurpador {HoHyun}

Capítulo 7

Una semana había pasado desde que no tenía noticias de Choi JongHyun. ¿Donde demonios se había metido? ¿Acaso lo estaban usando como sujeto de prueba en el laboratorio o qué? Quizás solo le había jugado una mala broma y por eso no se había dignado a aparecer.

JongHyun soltó un suspiro mientras se recostaba en el sofá, inflando de forma totalmente infantil sus mejillas, clavando su mirada en el techo. El aburrimiento le estaba comiendo vivo y no tener a MinHo cerca no ayudaba en nada, porque estaba solo y eso lo hacía mil veces peor. El menor se había ido a la empresa un par de horas antes y él ya anhelaba sus besos y caricias, sentir sus manos sobre su cintura, sus muslos, donde fuera, pero sentirle.

En el momento menos esperado, el celular de JongHyun comenzó a vibrar. Rapidamente lo tomó, con la idea en mente de que quizás era su marido, pero no. Era Choi JongHyun, que le había enviado un simple ''Te espero en el parque a las 17:30''. Inmediatamente se fijó la hora, maldiciendo por lo bajo al notar que eran las 17:20 y él estaba a mucho más que a diez minutos del parque.

Se colocó sus auriculares y salió camino al parque, más concentrado en la música estridente que salía del aparato que en los sonidos de la calle. Un par de minutos después, vió a lo lejos la entrada del parque, por lo que casi sin notarlo apresuró sus pasos ; aunque no quería admitirlo, estaba demasiado ansioso por aquel resultado. ¿De verdad iba a poder volver a su vida normal? ¿Y qué si no quería hacerlo?

Una vez que estuvo frente a Choi Jonghyun, notó que este se había cambiado el color de cabello. Enarcó una ceja, pensando que ahora no se veían tan iguales como antes, cosa que no tenía mucho que ver con la sangre. ''No seas idiota, el hecho de que se cambie el tinte no quiere decir que vaya a modificar su ADN también.'' se dijo a su mismo, sintiendose bastante estupido.

Un poco nervioso, Kim estiró su brazo para posar su mano en el hombro de su reflejo ahora de cabello castaño, pero este se giró antes de que llegara siquiera a rozar su chaqueta, cosa que le sobresaltó un poco. ¿Que demonios le pasaba? ¿Y por qué tenía esa cara de psicópata? ¿Él también era capaz de poner esa cara?

- Viniste. Oh dios, creí que no ibas a venir. - Choi se levantó de donde estaba sentado, abrazando fuertemente a Kim, quien correspondió aquel abrazo un tanto confundido y temeroso. ¿Y que tal si ahora el otro sacaba un cuchillo y lo atravesaba de lado a lado?

Decidió dejar aquellos pensamientos estupidos de lado y, apoyando sus manos en el pecho de Choi, lo alejó un poco. El castaño sacó de su bolsillo un sobre y Kim sintió como lentamente su sangre dejaba de circular en sus venas, congelandose rapidamente.

Se sentaron en uno de los bancos que había en aquel parque, alejandose de todos los demás, y Choi comenzó a abrir el sobre. Kim sentía que iba a desmayarse en cualquier momento de la ansiedad que sentía. Y todo fue mucho peor cuando Choi comenzó a abrir el papel y se apegó a su cuerpo, como si buscara apoyo.

Ante esto, Kim lo único que pudo hacer fue rodear con uno de sus brazos los hombros de su reflejo, para luego apretar fuertemente la tela de la camiseta de Choi al leer el resultado de aquel analisis.

~*~

- No puedo creer que realmente somos hermanos. - Kim repetía eso a cada segundo, tratando de convencerse de que aquello que estaba viviendo era real. Tenía un hermano gemelo y ahora, muchas cosas comenzaban a encajar en su mente. Como por ejemplo, el hecho de que su madre jamás le había mostrado una foto de ella embarazada. Claro, seguramente su vientre era demasiado grande como para tener una única vida en él. O quizás, su madre no era su madre.

''Eso es imposible, si yo soy identico a mamá.'' Se dijo a si mismo, frunciendo el ceño.

Un par de minutos después, cuando los gemelos salieron de su shock, se miraron fijamente durante unos segundos, mientras la misma sonrisa identica se formaba en ambos rostros. Una porque uno de ellos iba a seguir junto a la persona que comenzaba a querer más de la cuenta y la otra, porque el otro gemelo iba a seguir recibiendo aquel cariño maternal que se le había sido negado toda su vida.