Hey... hermana [Terminada]

Capítulo 4

Se podía ver las siluetas de dos jóvenes que habían estado caminando y deambulando sospechosamente por todo el sector y mientras que el mutante se iba quejando por todo el recorrido que le parecía innecesario, Karai se mantenía o más bien, se trataba de mantener concentrada, tenía que estar segura de que nadie los pudiese ver.

-Rápido- farfulló y lo empujó hacia un callejón cerrado

-Es broma ¿no? o ¿acaso me dirás que tu mejor escondite es un callejón?

-...- decidió ignorarlo y empezar a retirar un par de cajas que estaban pegadas a una de las paredes

-Patético- bufó mirando por unos segundos lo que esta hacía para después levantar una tapa de alcantarilla- entra y aprende del maestro, te mostraré lo que es un buen escondite- volvió a mirarla y ella se hizo a un lado dejando a la vista un gran hueco en la pared que habían ocultado las cajas, al verlo dejó caer la tapa de alcantarilla pero esta cayó sobre su pie haciendo que pegara un salto por el dolor- ¡¡AUUU!!

-¡¡Shhh!!- recogió una pequeña roca y se la lanzó a la cabeza para tratar de captar su atención- ¿¡Acaso quieres que nos descubran!?- preguntó molesta susurrando lo suficientemente fuerte para que este la escuchara

-¡Oye! ¿¡me acaba de caer una tapa de alcantarilla de infinitas toneladas en el pie y lo mejor que se te ocurre es lanzarme rocas!?- preguntó con el mismo tono agarrándose el pie y manteniéndose con una sola pierna

-Oh, perdone su real majestad- hizo una reverencia imitando a un
caballero- Rey de los babosos más exagerados- el de rojo entrecerró los ojos- permítame amputarle la pierna, puede que el golpe le provoque problemas a largo plazo, tal vez también pueda empezar a desangrarse en cuestión de minutos por las rocas lanzadas y...

-¡OK! ya entendí- la interrumpió y pasó por su lado empujándola con su hombro para seguidamente entrar por aquel hueco

-No sé ni como lo aguantan en la guarida- rodó los ojos pero aún mantenía su sonrisa llena de diversión por la situación y luego siguió al mutante

Ambos se pusieron de pie al entrar, el lugar estaba completamente oscuro, no podían verse ni siquiera entre ellos mismos.

-¿Tienes alguna velita por ahí? ¿se te olvidó pagar la luz?- preguntó el de rojo en un intento por de encontrar algo útil  o aunque sea una pared que no fuese por la que entraron

-Watashitachi ga dōi shita yō ni watashi wa koko ni imasu (Estoy aquí, como lo acordamos)- dijo la pelinegra y el silencio invadió el lugar por un par de segundos

Raphael se quedó quieto un momento, no entendía a quien le hablaba la pelinegra e incluso creyó que se estaba volviendo loca.

-Pāfekuto, yūshoku o motte kita? (Perfecto ¿has traído la cena?)- de repente una voz femenina se escuchó sobre ellos pero aún no podían ver nada

-Īe, otamajakushi wa watashitoisshoni kimasu (No, el renacuajo viene conmigo)- al instante Rapha miró en dirección a la voz de Karai

-Oh, Anata ga watashi ni hanashita hito, Dōjō, wa yoi kame no sūpu ni yakudattadeshouga (Oh, es de quienes me hablaste, lástima, hubiera servido para una buena sopa de tortuga)

El temperamental hizo una expresión de indignación.

-Karera wa watashi ga rikai shite iru koto o shitte imasu yo ne? (Saben que las entiendo ¿Verdad?)- Dijo finalmente, rojo de enojo y frunciendo el ceño con fuerza

-Ouh.. Había olvidado que tu cerebro funcionaba de repente y te había permitido aprender algo de Japonés- dijo Karai mirando a la nada ya que no podía verse ni siquiera a sí misma