Brendon Urie está profundamente enamorado de su profesor de Lectoescritura musical, el señor Weekes, el cual es 6 años mayor que Brendon, el logra conocer al profesor Weekes gracias a un proyecto que le encargan, a lo que por consecuencia de pasar t...
Desperté a la mañana me dolían los ojos y como no iba a hacerlo si la pase llorando toda la noche. Dallon no paro de llamar en toda la noche, eran más o menos las 3 de la mañana cuando mi celular se quedó sin batería o el simplemente dejo de llamar.
Me levante de la cama sin muchas ganas, sabía que si iba a la universidad el estaría ahí, y verlo sería desastroso, yo quería faltar pero no podía, mi madre no lo permitiría.
Me bañé y me puse lo primero que vi, unos pantalones negros, un par de tenis grises, una sudadera verde militar, una chaqueta de mezclilla con interior de lana y una capucha negra
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Acomode mi mochila y agarre unos lentes de sol, me los coloque y baje a la cocina.
Sin decir una palabra, entré, allí estaba mi madre y Gaby, mi madre tomaba un café mientras leía el periódico y Gaby como siempre hacia el desayuno
- Si mal no recuerdo, en las mañanas se saluda -dijo mi madre en tono de reproche
- Buenos días -dije frío sin mirar a ninguna de las dos mujeres.
Me acerque al estante de arriba y de allí saque un pequeño termo, lo lavé y en el puse café, le coloqué la tapa y bebí un gran sorbo de café caliente (esto lo escribí mientras me bebía un cappuccino vainilla)
- Me voy, nos vemos en la tarde -dije sin más para luego salir de la cocina antes de que mi madre comenzara a reprocharme otra vez, no tenía ánimos de nada si era totalmente sincero, no quería hablar con nadie, en estos momentos lo único de lo que tenía ganas era de gritar y llorar con las pocas fuerzas que me quedaban, tenía un gran nudo en mi garganta y estómago, con todo estas emociones juntas me sentía tremendamente fatal.
Abrí la puerta de entrada y Salí de mi casa, la brisa fría de la mañana choco contra mi rostro, lo cual en parte me relajo.
Acomode mis lentes y mi mochila, tome otro sorbo de café, mire a la derecha e izquierda y comencé a caminar hacia la escuela, quería estar solo, caminar solo, necesitaba como nunca esto, sin más comencé a llorar, por suerte retuve los sollozos en mi interior y solamente deje que las lágrimas salieran y recorrieran mis mejillas.
(...)
- Brendon sal de ese baño ahora mismo -grito Gerard desde el otro lado de la puerta.
Que patético era, estaba sentado sobre el retrete de la escuela, mis manos cubrían mi cara y lloraba como el estúpido que era.
Al parecer todo el llanto que solté anoche y hoy en la mañana no fue suficiente, no alivió mis penas, todavía tenía más dolor y lagrima acumulados.
