Odio las bodas

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Era una mañana preciosa. El cantar de las aves generaban la sensación de tranquilidad en el ambiente, la cocina se encontraba iluminada por la luz natural que ofrecía el sol que esa mañana parecía estar en todo su esplendor lo que causaba que el color verde de las plantas que adornaban los alrededores resaltara con un brillo especial.

Sowon se encontraba de pie junto al gran ventanal observando algunos de los animales que se paseaban con lentitud en busca del mejor pasto para comer. Los pensamientos de la noche anterior aún rondaban por su mente llenándola de dudas nuevamente. Llevó uno de sus dedos a su labio inferior y sonrió involuntariamente al comprobar que la sensación de los dulces labios que había probado, permanecía fresca en su memoria y en sus labios. Llevó la taza de café que se había preparado hace unos minutos y la mantenía en su mano libre, tomó el líquido que restaba de un solo trago, pues ya se encontraba frío por el tiempo en el que estuvo perdida entre sus pensamientos y el paisaje.

La alta castaña cerró sus parpados por unos segundos y tras una profunda respiración, dejó escapar el aire que había tomado con un largo suspiro para luego sonreír. En ese momento se sentía de buen humor. Era momento de ponerse manos a la obra con la idea que se le había ocurrido mientras se aseaba.

 Era momento de ponerse manos a la obra con la idea que se le había ocurrido mientras se aseaba

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Mientras tanto, en la habitación...

Eunha se encontraba colocándose la última pieza de ropa que usaría ese día. Se decidió en estar completamente cómoda, pues le esperaba otro largo día. Esperaba por fin ponerse en camino hacia la ciudad. Era ya mucho el tiempo que había perdido y aunque la última noche no había sido la peor... Por el bien de su paz mental y su relación, debía reunirse con su novio cuanto antes.

Su novio...

En ese momento se percató de que no se había comunicado con Mingyu en veinticuatro horas. Su teléfono móvil no había querido funcionar correctamente, pues la recepción era terrible. Su novio debía estar sumamente preocupado.

Con algo de apuro acomodó la ropa que había utilizado por la noche dentro de su maleta y al tener en sus manos el jersey que le había prestado a la castaña dudó por unos segundos en hacer lo que a su mente se le había ocurrido... Pero la tentación siempre ha sido más fuerte que nosotros en muchos casos y para Eunha, esta vez no sería distinto. Mirando hacia la puerta como si alguien estuviera a punto de entrar en cualquier momento.

En cuanto se aseguró de que se encontraba completamente sola, llevó el jersey hasta su nariz y cerró los ojos respirando el aroma de la tela. No era perfume lo que percibía, era la combinación perfecta del jabón de baño junto a la esencia de Sowon. La pelinegra sabía que era su olor corporal, pues durante el beso de la cena pudo notarlo en su piel. No podría decir que era dulce, pero podría imaginarse teniendo ese aroma impregnado en su piel pos causa de una conexión más allá de abrazos durante una noche apasionada junto a la castaña.

Eunha abrió rápidamente sus parpados al darse cuenta hasta donde la habían llevado sus pensamientos. «¿Pero qué demonios hago pensando yo en una noche apasionada con Sowon?» La vergüenza recorrió todo su cuerpo. Se sentía como una acosadora oliendo una prenda usada la castaña e imaginando como sería tener su aroma en su piel. Se alarmó al notar el calor de su cuerpo. «Esto no puede seguir así» Se dijo internamente. No podía permitirse confusiones en ese momento. Sowon, el beso, su aroma. Todo tenía que quedar en el olvido. Ella era una mujer con pareja y no estaba interesada en nadie más para su vida que el hombre que la esperaba en Dublín. Ni siquiera la hermosa irlandesa que le había removido el piso con tan solo un beso. No una mujer no era su destino.

Leap Year in Dublín (Wonha Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora