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Él creador de byakko viendo a su primer bestía y la bestia que reinaba toda la cadena animal ser feliz, no quiso interrumpir aquellos momentos que por casi dos años y medios compartían él tigre y él humano.

La tierra estaba en total paz, hasta que uno de tantos días comunes entre ellos llenos de amor, una pequeña tragedia sucedió. Unos guerreros les entoncontraron jugando, ren bajo la gran bestia quien no dejaba pesor sobre el cuerpo del chico, riendo ambos y las manos de ren acariciando el pelaje del gran tigre.

Una flecha directo a la pata derecha de la gran bestia hizo que el tigre gruñiera “¡No, se equivocan! ¡El no es malo! ¡No disparen las flechas!” Ren quien era apartado por el tigre queriendo esconderle. Pero aquellos guerreros no dejaban de disparar las flechas las cuales no le dañaban pero podrían dañar a ren.

Sin poder decirle que se calmara y que eso no le dañaba en absoluto, desvío su mirada hacia donde se suponía ren estaría y el lugar vacío, con desesperación al frente su mirada se dirigió, con sus manos en alto y con esperanza el chico quizás pensó que pararían, sin embargo.

Una de tantas flechas fue con pulsó a gran velocidad y clavándose en el pecho del menor, justo en la zona en la que su corazón yacía, a gran escala su corazón dejo de palpitar.

Él gran tigre rugió con poder atrayendo una gran tempestad, el aire se hacía incontrolable arrasaba con todo, truenos enormes que golpeaban el suelo lo que hizo correr a los guerreros, entre su gran cuerpo acuno el débil y pequeño cuerpo de ren quien yacía muerto. Como un cachorro espero a que su pequeño le tocara su gran trompa como solo el solía, frotando su nariz a la mejilla de ren con suavidad.

Nunca más sintió el tibio tacto de su adorado ser, y de los ojos rasgados del tigre emanaban lágrimas llenas de dolor y tristezas. La bestia se quedo dormida durante unos días sin importarle como se mantenía aquel cuerpo, los hermanos angustiados por la desaparición de ren, le buscaron en el río.

La bestia quien mantenía intacto el cuerpo del chico, abrazándose a él abrió sus ojos y mostró sus grandes colmillos “Ren, despierta tenemos que volver a casa, tú no haz vuelto por jugar con tú amigo” “Ren...¡Ren, anda!” Grito su hermano mayor. La bestia con dolor se retiró un poco del cuerpo del joven el cual aún mantenía la flecha, él tigre nuevamente mostró su dolor, su tristeza y su impotencia de no saber que hacer.

Él hermano rápidamente se acerco a ren y le abrazó, repitiéndose así la misma escena que al inició. Desde los cielos el tigre vio como su amor enterrado bajo tierra. Aún con aquel arrepentimiento de no cuidarle bien ese día.

𝗕𝘆𝗮𝗸𝗸𝗼 𝘆 𝗘́𝗹 𝗛𝘂𝗺𝗮𝗻𝗼. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora