Jeon Jungkook es un padre soltero que vive en malos pasos. Kim Taehyung es un simple chico que trabajo en una cafetería.
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Tomó un panecillo sin duda alguna y lo llevó a su boca para al mismo tiempo enviar un mensaje de texto.
— TaeHyung, hijo, ¿A donde vas? — lo llamo su madre posicionándose frente de él con una mano sobre su cadera.
— Saldré con NaHee, la acompañare a comprar unas cosas que necesita — apago el teléfono para volver a su panecillo.
— ¿Podría encargarte unas cosas? — tomó su cartera para sacar dinero. — ¿Traerías más fruta, por favor? Ahora que NaHee vive con nosotros, debemos tener más surtido.
— Claro, lo traeré. — tome y guarde el dinero. Me acerqué a las escaleras subiendo un escalón. — ¡NaHee, apresúrate se hace tarde!
— Por favor cuida de NaHee, no sabemos si el loco de MinHyuk pueda hacerle algo — suspiro su madre. — Por cierto, el hombre que la ayudó, ¿Dices que va regularmente a la cafetería? ¿No le gustará NaHee? —tomó una fresa que había cercas de la mesa.
— ¿Gustarle? — frunció el ceño incrédulo.
— Si, así es. Va a la cafetería seguido, ayudo a NaHee, ¿No le gustará a caso? No por nada le ayudo. — masticó con la boca abierta finalizando con una sonrisa. — Están deliciosas estas fresas.
— ¡No, no puede gustarle! ¡Yo lo vi primero! — exclamó TaeHyung. Su Madre se sorprendió ante tal acto al igual que el, que lo único que hizo fue murmurar ciertas cosas. — Lo.. lo siento. — trago saliva.
— Listo, aquí estoy. — sonrió bajando las escaleras. Se percató que había un silencio y su madre lo observaba aún sorprendido. — ¿Sucede algo?
— No, no pasa. — sonrió nervioso. — Vamos, se hará tarde. — tomó su brazo arrastrándola fuera del lugar.
—.¡Nos veremos después, señora Kim!
La señora Kim levantó su mano ladeandola en signo de despedida.
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—¿Porque compraste tanta ropa? — dijo cargando las bolsas.
— Bueno, mi ropa vieja está en mi departamento pero de cierta forma me da miedo de ir por ella y no regresar —suspiro posicionando su mechón de cabello detrás de la oreja.
El mechones verdes hizo puchero viendo el cielo. Poco después recordando algo.
– ¡Tengo que comprar fruta! Mi madre me lo encargo —dijo dejando las bolsas en el suelo. — Espera aquí, debo ir por ella.
— Iré contigo, si nos acompañamos más segura me siento. — tomó algunas bolsas.
TaeHyung asintió y le quitó algunas bolsas para ir a un puesto donde vendieran fruta. Ambos platicaban, sobre tonterías y reían juntos en el transcurso de el camino.
— ¡Oh, TaeHyung! — lo tomó del brazo escondiéndose detrás de un árbol.
