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" — Vamos, es tu primer día estoy segura que lo harás bien, ánimo ¿de acuerdo? —sonrió tomándome de los hombros.

— De acuerdo, lo haré bien ya verás —asentí decidido.

— De acuerdo, no olvides de ser amable y evitar ponerte nervioso, aveces a los clientes los molestas o incluso incomoda, corre. —me dio la vuelta empujándome de la espalda.

Era mi primer día, después de tanto esfuerzo en practicar en casa con una bandeja hasta lograr que ninguna comida o bebida se derramara, estaba muy decidido, muy seguro.

Tome mi servilleta y mi libreta en mano, caminé directamente a un hombre que no había sido mucho que había llegado. No tarde en que los nervios llegaran a mis huesos y consumieran cada partícula de mi sangre. Sus ojos cafés me observaron directamente, siendo tan neutral, sin mostrar ningún gesto.

— Una malteada de chocolate, con unas galletas de avena y una banana split. —habló sin que yo siquiera se lo pidiera, observó unos segundos su teléfono.

Ese hombre.. ese hombre fue el que había conocido hace dos semanas en aquel bar, toque mis labios recordando aquel beso.

—¿Puedes traerme lo que te he pedido? —arqueó la ceja izquierda.

Varias veces moví mi cabeza maldiciéndome por dentro.

— Se lo traeré, señorito.

— No me digas así, ¿de acuerdo? —pego su teléfono a su oreja y comenzó a hablar por teléfono.

Asentí estúpidamente y caminé nerviosamente a la barra donde NaHee estaba esperándome minutos atrás.

— ¿Que tal tu primer cliente? ¿Fuiste amable? —sonrió.

— Bueno.. si, si así fue —mostré mis dientes nervioso.

Pase por su lado estupido y mordí mi uña, ¿me recordara? ¿Sabrá quien soy? ¿Se acordará de lo qué pasó? ¿Debería saludarle? ¿Que debería hacer? Me desvíe para limpiar mesas que anteriormente ya habían sido usados, tras llegar a la cocina en ese momento estaba su pedido, con las manos temblorosas lo tome y sonreí a NaHee que levantó ambos dedos pulgares con una sonrisa.

Camine afuera, mis piernas temblaban, mis manos también, mi corazón palpita fuertemente. Cuando están cercas lo observe nuevamente... su largo y sedoso cabello, sus carnosos labios, sus ojos brillantes, sus grandes dientes, la cicatriz en tu mejilla.. era hermoso.

— ¡Imbecil ten cuidado! —exclamó.

Salí de mi trance, había tirado un poco de la malteada. Deje la bandeja en la mesa y inmediatamente comencé a limpiar aquel desastre.

— Lo siento mucho. —mi voz temblaba.

— ¿limpiarás mi chaqueta acaso? —parecía molesto, bastante molesto.

— Lo haré, no se preocupe, es mi primer día —susurre con la mirada baja.

— Me importa una mierda si es tu primer día, lárgate de aquí. —arrebató la franela de mis manos y comenzó a limpiar su chaqueta. Asentí pasando saliva y dando la vuelta, no tardo en encontrarme a mi supervisor observarme serio.

Se acercó a él cliente dedicándole unas disculpas. El castaño lo observó serio e pocos segundos después me observó a mi para soltar un bufido.

— Fue un accidente, está bien. —tomó asiento tomando una de las galletas.

Se inclinó el mayor para después observarme en posteriormente recibir mi regaño. NaHee me observaba angustiada y yo solamente le sonreí.

—¿Que sucedió? ¿Porque le tiraste parte de la malteada encima?

Judas; Vkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora