Capítulo 5

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Alex

No he podido concentrarme en nada desde que vi a Pilar, y haber perdido la oportunidad de expresarle lo mucho que la he extrañado y lo que me ha dolido que hayamos perdido el contacto de esa manera.

Voy camino al hotel donde me estoy hospedando, con la cabeza gacha y miles de pensamientos volando por mi mente. Por lo menos ya sé llegar por mi propia cuenta. Estas vacaciones no son como me lo esperaba, preferiría estar dristrayendome con cualquier cosa para mantener mi mente ocupada y no pensar en ella.

Entro al lobby del hotel y saludo al seguridad para luego dirigirme a conversar con Marco, el gerente. Apenas llevo un dia aquí y creo que ya he hecho un amigo. Marco es un tipo agradable y muy simpatico, cuando llegué al hotel me ayudó con mi equipaje y me explicó como son las cosas en este lugar. Aunque bueno, ahora que me doy cuenta, ese es su trabajo.

Le pregunté a Marco como habia sido su dia de trabajo y luego le conté que tal habia sido el mio. Mientras hablaba me di cuenta de como la mirada del gerente se desvió hacia el lugar detrás de mi.

-Buenas noches señorita Torres-.

-Buenas noches Marco-. Me di la vuelta para ver de quien provenía aquella voz femenina tan familiar y con lo primero que me encontré fue con esos ojos cafés que provocaban tantas cosas en mi. De inmediato todo se detuvo, las voces a mi alrededor desaparecieron y solo eramos ella y yo.

Pilar.

-Hola, codigo da Vinci-. Mis palabras provocaron una expresión de sorpresa en su rostro pero al instante se desvaneció convirtiéndose en una tierna sonrisa. -Hola idiota-. Se veia tan hermosa con esa gabardina que traía puesta cuando chocamos esta mañana, sus manos metidas en los bolsillos de la misma y su cabello castaño recogido en una cola alta, dejando al descubierto la hermosa marca de nacimiento que adorna su cuello.

-ya veo que se conocen-. Marco habla con un tono de nerviosismo pasando una de sus manos por detrás de su cabeza. Nos damos la vuelta para mirarlo otra vez.

-Si, asi es-. Pilar y yo respondemos al unísono y posamos nuestras miradas en el suelo. -¿Que tal tu primer dia en Estambul?-. Esta vez Pilar es quien rompe el silencio sacándome de mis pensamientos. Dejo escapar un suspiro de alivio y mis ojos encuentran los suyos. -Mejor de lo que esperaba, no me perdí tantas veces-. Pilar se echa a reir y Marco hace lo mismo. Habia olvidado el sonido de su risa, como me volvía vulnerable el simple hecho de escucharla reir o hablar.

Durante un rato seguimos hablando sobre que cosas podria hacer aquí para entretenerme, Pilar y Marco me advertían sobre la ropa que deberia usar de mañana en adelante porque era posible que empezara a nevar. Después de todo estabamos en pleno diciembre y el invierno en Turquia no es algo sencillo. Pilar me ofreció su numero para que le escribiera o llamara en caso de que necesitara ayuda para no perderme y sin duda lo anoté en mi celular y lo guardé.

Después de despedirnos de Marco, ambos nos dirigimos al ascensor y presioné la tecla del numero 3, puesto que casualmente nuestros departamentos estaban en el mismo piso. La vida aveces puede ser tan extraña. El corto viaje en el ascensor fue silencioso pero no incomodo, de pronto sentia como si estuviéramos en Oregón solo disfrutando del silencio y de la compañía que el otro nos brindaba. Las puertas del ascensor se abrieron acabando con mis pensamientos y Pilar me dedicó una ultima sonrisa antes de darme la espalda y dirigirse a su departamento. Hice lo mismo y me quedé ahí, con la espalda apoyada de la puerta, tratando de asimilar todo lo que habia pasado en un dia.

Me dirijo a mi habitacion y decido sacar mi celular del bolsillo trasero de mis pantalones para enviarle un mensaje a Pilar y que ella también pueda guardar mi numero.

No pregunten por qué no simplemente me lo dió, cosas de la vida.

-Hola, chica de la gabardina. Y presiono enviar.

Después de 10 largos minutos de esperar y no recibir nada, decido meterme a bañar. 20 minutos después salgo del baño y ya en pijamas me siento en la cama para revisar el celular y efectivamente veo la notificación de que un nuevo mensaje ha llegado.

-Hola acosador,¿ ya tan rapido necesitas ayuda?.

Una sonrisa se posa en mis labios ante aquel apodo por el que me acaba de llamar. -¿Extrañas que te acose?-. Dudo un poco de si enviar el mensaje o no pero al final opto por enviarlo. Después de una hora de enviar el mensaje aun no habia recibido respuesta, tal vez no debí enviarlo. Yo y mis estúpidas ideas.

Cuando decido dormirme mi celular vibra sobre la mesita de noche y estiro mi brazo para alcanzarlo. Entro al mensaje que acaba de llegar y siento la felicidad invadirme ante aquella respuesta. -Tal vez :)-.

Me quedo mirando el techo con la sonrisa de idiota que estoy seguro debo estar portando ahora mismo y cuando no puedo mantener mas los ojos abiertos pongo el celular en la mesita de noche otra vez y me voy a dormir.

No podria estar mas feliz.

Estas vacaciones no serán tan raras después de todo. O bueno, al menos eso es lo que espero.

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