Pilar.
- Si mamá, todo ha ido bien en el trabajo. Nos han dado un mes de descanso por navidad pero ya sabes que no podré visitarlos este año-.
La llamada de mi madre fue mi despertador hoy a las siete de la mañana, ya me parecía raro que no me había llamado antes. La pobre estaba triste porque no pude ir a visitarlos esta navidad, habían muchas tormentas de nieve y los aeropuertos eran un desastre así que ella y mi padre decidieron que lo mejor era que me quedara en Turquía este año.
-Cuídate mucho cariño, tu padre te manda un abrazo. Te llamaremos para año nuevo, te amamos-.
-Los amo, hasta luego-. Colgué el teléfono para dejarlo en la mesita al lado de mi cama y me dirigí a la cocina por una taza de café. Apenas me senté en una de las sillas altas de la barra de desayuno a alguien le apeteció tocar el timbre a las siete de la mañana de un domingo. A regañadientes me dirigí a la puerta para ver quien estaba fastidiando mi mañana y al ver quien era me maldije a mi misma por pensar tan feo de la gente.
-Buen día, ¿será que tienes una taza de azúcar que me regales?-. Alex estaba parado en mi puerta con un pantalón de pijama que le llegaba hasta los talones, un suéter ceñido al cuerpo que revelaba los días que ha pasado en el gimnasio y su cabello negro todo despeinado, dándole ese aire sexy tan propio de el. No me juzguen, el tipo estaba para morirse y parece que no se daba cuenta.
-Claro, adelante-. Le hice señas con mis manos para que pasara y cerré la puerta detrás de mi.
-Toma asiento, ahora te traigo el azúcar-.
-Gracias, disculpa la hora, es que como ya sabes llegué hace muy poco y no he comprado muchas cosas-. Alex se escuchaba nervioso. Desearía no traer puesta mi pijama de la princesa Bella, era muy infantil y ya sabia que Alex me conocía pero no dejaba de ser vergonzoso.
-Descuida, estoy despierta hace rato-. Le tendí la taza de azúcar mientras le sonreía de forma genuina. El se levantó del sofá y me devolvió el gesto para tomar la taza de mis manos y dirigirse a la puerta.
-Me preguntaba si...-. Si, sin duda estaba nervioso, pero ¿por qué?. -¿Si?-. Le sonreí para animarlo a terminar su frase y pareció funcionar porque su expresión se relajó y levantó más la cabeza para terminar de hablar.
-Me preguntaba si querías salir a pasear a algún sitio, ya sabes, ser me guía turística tal vez-. Una risita nerviosa se escapó de sus labios y juro por Dios que me dieron ganas de lanzarme sobre el y besarlo pero me contuve y me limité a sonreírle de forma sincera. -Claro, me encantaría. -Después de todo no tengo nada más que hacer y te he ofrecido mi ayuda.
Después de no se cuanto tiempo sonriendo como idiota me despedí de Alex para ir a arreglarme y acompañarlo a conocer mejor la ciudad. Estaba más nerviosa de lo que deseaba, como si se tratara de alguien a quien no conozco desde hace tanto tiempo, supongo que han pasado muchas cosas. Creo que esto no está tan mal después de todo, somos amigos y le sigo tendiendo aprecio. Más del que debería tal vez.
Sentí que fueron horas las que duré buscando que ponerme y al final opté por unos jeans ajustados con un suéter y unas botas que me llegaban hasta las rodillas. Y por supuesto mi gabardina, era algo que no me podía faltar y menos en un dia tan frio como que el hacia hoy. Me recogí el cabello en una cola alta, agarré mi cartera junto a las llaves y salí de mi departamento.
Parece que mi querido vecino y yo estamos destinados a encontrarnos a cada momento. Alex estaba parado en frente de su puerta con intención de dirigirse a la mia pero le ahorré el trabajo al parecer.
-¿A donde iremos primero?-. La voz de Alex parecía la de un niño en una feria. Sus ojos brillaban y no paraba de sonreír. No lo culpo, la verdad es que yo estaba peor el dia que llegué a Turquía, su arquitectura es magnifica y la gente es muy amable, sin duda es una buena ciudad para pasar unas lindas vacaciones.
-Podemos ir al parque o a la feria, o a mi café preferido. Tú decides. El estomago de Alex gruñe mientras se lo frota con una de sus manos y ambos nos echamos a reír.
-Creo que al café antes de todo-. Le digo entre risas.
Ya en el lugar nos sentamos en una de las mesas más cercanas a la puerta, pedimos algo de comer y ambos quedamos satisfechos.
-¿Que tal es tu vida aquí?, después de todo es la ciudad de tus sueños-. Alex se me queda viendo con una curva en los labios esperando mi respuesta a su pregunta.
-Es genial, mejor de lo que esperaba. El trabajo es un fiasco pero me gusta, visito muchos lugares con una estructura maravillosa y la verdad es que todo ha valido la pena-.
El rostro del hombre en frente de mi de repente se torna triste y de inmediato me arrepiento de haber dicho aquello. -¿Dejarme también valió la pena, Pilar?-. Mi nombre sale de su boca como una bala que va directo a mi corazón. Sus ojos ya no están brillando como hace un rato, más bien se han oscurecido y pareciera que están conteniendo unas lagrimas que amenazan con salir hace mucho tiempo.
-Alex, yo...-. No termino de hablar porque la camarera se acerca a nosotros con una sonrisa y nos deja un papel en la mesa para que sepamos la cuenta. Alex me hizo un gesto con la mano para que dejara de buscar el dinero en mi cartera y supiera que el pagaría. Típico de Alex Janes. Yo solo asentí y cuando la chica volvió a por el papel y el dinero, ambos nos levantamos de la mesa y nos dirigimos a la salida.
***
Regresamos al hotel antes de lo que se suponía que volveríamos pero tal vez fue lo mejor, nuestro silencio se tornó incomodo y yo no sabia que decir. Solo visitamos un parque y al sentarnos en una banca nos pusimos a hablar de lo chistosas que son las palomas. Si, increíble. Pero agradecí que no insistiera con que respondiera a su pregunta. Cuando llegamos a nuestro piso me dió las gracias por acompañarlo, se dirigió a su departamento y yo lo imite e hice lo mismo.Soy una completa idiota, como se me ocurre decir que ha valido la pena abandonarlo. Por Dios, con todo lo que sufrí cuando tuve que marcharme y todo lo que sufro aun, porque si, lo extraño como el no tiene idea y daría lo que fuera por volver el tiempo a atrás y pensar en otra alternativa, una que tal vez no fuera tan dolorosa para ambos.
Pero ya estaba hecho, habían pasado casi cuatro años desde aquello y no había vuelta a atrás. Mi amor por Alex siempre seria infinito, estuviera donde estuviera y ojalá que en otra vida nuestra historia si pueda tener un final feliz.
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Reencuentro
RomanceAlex y Pilar son una pareja de ex enamorados que tuvo que separarse después de terminar la secundaria. Después de años sin verse, ninguno habia pensando en que podían encontrarse en cualquier momento y que la magia de ese amor que un dia se tuvieron...